El PAMI implementará una nueva credencial magnética para los jubilados
La enviarán al domicilio por correo. Busca darle más transparencia a las prestaciones y agilizar el servicio.
El PAMI lanzará a mitad de año una nueva credencial plástica magnética para sus afiliados, como las que tienen la mayoría de las obras sociales. Con un código de seguridad para las farmacias y la atención médica, contendrá no sólo los principales datos del beneficiario, sino también información sobre su condición de salud. Reemplazará a la actual credencial en papel, que carece de medidas de seguridad adecuadas y no contiene más que los datos básicos.
Si bien el proyecto se encuentra en la etapa final de su desarrollo, Infobae accedió a los detalles sobre las características que tendrá y cómo se implementará en todo el país. «Permitirá identificar mejor a los afiliados, agilizar la atención y brindar un mejor servicio«, aseguran desde el organismo.
La nueva credencial le va a dar al PAMI la posibilidad de contar con información precisa sobre los cinco millones de afiliados de todo el país, así como un registro preciso de los medicamentos que requieren y los estudios médicos que se realizan. «Nos va a servir para armar un mapa de patologías, además de darle mayor transparencia al sistema y evitar el fraude», resume su titular, Sergio Cassinotti.
La nueva credencial electrónica se enviará por correo postal al domicilio de cada uno de los beneficiarios, por lo que no tendrán que ir a retirarlas a las agencias de PAMI ni a los centros de jubilados. Una vez que el beneficiario la reciba en su domicilio, deberá activarla llamando a un 0-800 de la ANSES, donde le preguntarán datos personales para corroborar que es su titular.
El reparto comenzará en junio
El cronograma de puesta en marcha de la nueva tarjeta prevé que en mayo se ultimen los detalles y su reparto comience en junio. Se hará por etapas y por zonas del país. Se entregarán unas 450.000 por mes, arrancando por Córdoba y finalizando por Santa Cruz.
Si bien las nuevas tarjetas magnéticas de color azul y blanco ya están «impresas» -Cassinotti le mostró un modelo a Mauricio Macri la semana pasada-, estiman que la distribución total va a llevar unos 11 meses. Mientras tanto, los afiliados podrán seguir atendiéndose con su credencial de papel.
«Cuando se terminen de entregar todas las credenciales, se van a implementar lectores en prestadores y farmacias para que los afiliados hagan menos trámites y el PAMI pueda tener mejor control y auditoría sobre las prestaciones«, informan desde el organismo.
Cuando ya esté plenamente en vigencia, los medicamentos solo podrán ser comprados con las recetas electrónica de PAMI por quien tenga la tarjeta magnética del beneficiario.
Déficit cero en 2018
Cassinotti llegó al organismo el 31 de marzo del año pasado, desde la presidencia de la obra social bonaerense IOMA, cargo que había asumido en diciembre del 2015. En el PAMI reemplazó al primer titular de la gestión de Cambiemos, Carlos Regazzoni, un hombre del PRO, cuya salida se debió, en gran medida, a que no logró achicar el rojo de sus números.
Ante Infobae, el titular del organismo afirma que «se puede bajar el gasto sin recortar, controlando la corrupción y la ineficiencia«. Y menciona su experiencia de 35 años de manejo de obras sociales, de los cuales 11 estuvo al frente de Unión Personal (UP), la obra social del gremio de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), que dejó con superavit. «Yo vengo de la gestión, no de la política», agrega quien fue hasta noviembre de 2015 director ejecutivo de la Cámara de Droguerías y Distribuidoras Especializadas.
Cassinotti se resiste a criticar la gestión de Regazzoni. Prefiere contar que logró reducir a la cuarta parte un déficit que se había duplicado durante el primer año de Cambiemos. Según los números que brinda, el kirchnerismo dejó un déficit en 2015 de $3.600 millones. Al año siguiente, con la nueva gestión, saltó a $7.700 millones. Cuando él se hizo cargo en marzo del 2017, el déficit proyectado era de entre $12.000 y $14.000 millones, a lo que se sumaban otros $8.000 de deuda de proveedores. «Finalmente cerramos el 2017 con un déficit de $2.800 millones y pagamos la mitad de la deuda. Este año vamos a terminar con los números en equilibrio«, pronostica optimista.
Pago por cápitas
Cuando se le pregunta por la fórmula para dejar atrás los números en rojo, explica que «se pasó de un sistema de libre prestación, donde cada uno facturaba lo que quería con sobreprecios del 20 por ciento, a uno de cápitas previamente asignadas. Esto permitió un ahorro de $2.800 millones en nueve meses del 2017«.
Hoy el PAMI le paga una determinada cantidad de cápitas a cada prestador -médicos de cabecera, especialistas o clínicas -, más allá de los afiliados que efectivamente reciban. El monto por cápita es de $400 por mes e incluye estudios, atención básica e internación. Ese monto es lo que cobra un prestador, por ejemplo, para una cirugía de cadera, una de las prácticas más usuales en los adultos mayores. Los tratamientos de alta complejidad como trasplantes o neurocirugías, se pagan aparte. A su vez, los prestadores de diagnóstico por imágenes cobran $100 por cápita por mes, en base al número fijo que tienen adjudicado.
En la actualidad, los médicos de cabecera del PAMI tienen entre 700 y 2000 cápitas o jubilados asignados, una cantidad que, en los hechos, no pueden atender y que genera múltiples reclamos por los retrasos en los turnos y la brevedad de las consultas. «Lo ideal es que no tengan más de 700 u 800«, señala Cassinotti. Con este objetivo, el organismo abrió un empadronamiento para incorporar profesionales. «Desde el kirchnerismo nos acusaron de dar de baja a los médicos de cabecera cuando, en realidad, se dio de baja el contrato vigente y se les mandó uno nuevo para re-empadronarlos», se defiende.
Consciente de los reclamos por la atención deficitaria del PAMI, destaca la reactivación del área de Auditoría. «Hoy hay una Gerencia que realiza 30.000 auditorías por trimestre, con médicos propios del PAMI que van a los sanatorios, y chequean los turnos y pacientes atendidos. También corroboran las prestaciones brindadas en la internación domiciliaria». El número parece insuficiente frente al universo de beneficiarios. Este año, pretende aumentar las auditorías a 50.000 por trimestre.
Señales de austeridad
Con el objetivo de «dar una señal de austeridad», Cassinotti destaca que a su llegada achicó la estructura jerárquica del organismo. «Se eliminaron 82 puestos de dirección y cuatro de nueve secretarías. También redujimos un 10% los sueldos de directores. Esto implicó un ahorro de $230 millones«. El funcionario dio de baja, además, 967 contratos de empleados. Ante la pregunta de a cuánta gente de confianza sumó al llegar, responde que «solo ocho, que hace 25 años que trabajan en el rubro».
Hoy el PAMI tiene 13.900 empleados, incluidos los 3.000 que trabajan en los tres centros propios que tiene el organismo, en Capital y Rosario. Según afirma, esa plantilla está sobredimensionada en unos 4.000 empleados, un cálculo que preanuncia un posible conflicto si decide avanzar con una reducción del personal, en línea con la necesidad del gobierno de reducir el abultado déficit fiscal.
Cassinotti sabe que su gestión al frente del PAMI es observada de cerca por la mesa chica del macrismo. Con $145.000 millones asignados en el Presupuesto para este año, tendrá en sus manos administrar una cifra que equivale a un tercio del gasto total en infraestructura pública prevista por el gobierno nacional.