Lugares que hay que conocer en tu primer viaje a Río de Janeiro
Guía básica para quienes nunca estuvieron en la cidade maravilhosa. Cuáles son sus hitos y cuánto cuestan.
Más allá de pasar el día en la playa, tomar agua de coco, caminar por la costanera o salir de compras, en esta ciudad siempre hay atractivos por descubrir: el estadio Maracaná, el Museo del Samba, la icónica confitería Colombo, el Boulevard Olímpico o el palacio de la Isla Fiscal, entre otros.
Pero quienes van por primera vez, además de todos los mencionados, no se pueden perder los puntos más icónicos de la ciudad. ¿Cuáles son y cómo es la experiencia? Veamos.
1. Cristo Redentor
Es la atracción principal de Río. Se estima que 2 millones de turistas llegan a la cima del cerro Corcovado para conocer esta estatua que es una de las 7 Maravillas del mundo Moderno.
Con un sol radiante y ni una sola nube en el cielo, emprendemos nuestro ascenso. El factor climático es determinante para esta actividad ya que los días nublados no se logra ver al Cristo en su totalidad y no se puede apreciar la vista.
Hay dos maneras de subir: en tren o en van (es más barato). No se puede acceder en auto particular, el objetivo es preservar el medio ambiente.
Nosotros elegimos el tren, según nuestra guía Gionia, es la opción más linda. Atraviesa el mayor bosque urbano del mundo: el Parque Nacional de Tijuca. Con suerte, es posible ver perezosos, tucanes o algún mono.
El tren, que es eléctrico, parte desde Rua Cosme Velho 513. Los pasajes salen 117,50 reales (US$ 24) y para niños de hasta 11 años, 64 (US$ 13). Se sugiere comprar los tickets con anticipación, no al llegar al lugar.
Recomendación: para tener una mejor vista del paisaje, se recomienda sentarse del lado derecho de los vagones.
El tren se adentra en una densa vegetación en un recorrido que dura 20 minutos. Al llegar a la estación final, estamos más cerca de nuestro objetivo, pero todavía hay que seguir subiendo. Se puede optar por escaleras o ascensor.
Ahora sí, estamos frente a la postal más famosa de Brasil.
Cientos de turistas se toman fotos con la icónica mole de 38 metros de altura y otros recorren los stands de souvenir, los más chicos se entretienen con 3 monitos que trepan por las estructuras.
Desde la cima, a 710 metros de altura, se ve la playa de Ipanema, la laguna Rodrigo de Freitas con forma de corazón, el Pan de Azúcar. Toda la ciudad está a nuestros pies.
2. Parque Lage
Ubicado dentro del Parque Nacional de Tijuca, Parque Lage es un paraíso natural que también combina historia y arquitectura.
En las 52 hectáreas que supieron ser un ingenio azucarero, hay numerosos senderos para perderse entre palmeras imperiales, lagos, islas artificiales y cuevas.
Lo más llamativo, además de su vegetación, es su edificio principal: un palacio romano del siglo XIX donde hoy funciona un restaurante y la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage, que ofrece muestras, exposiciones y cursos.
Los turistas hacen fila para sacarse la foto soñada: en el patio interno, con la pileta a los pies y el cerro Corcovado de fondo.
Los que prefieran evitar aglomeraciones, deben subir a la terraza de esta construcción que fue catalogada por el IPHAN como patrimonio histórico y paisajístico. Para eso, hay que gastar en la tienda de souvenirs 10 reales.
El parque abre todos los días de 9 a 17. Desde la pandemia, para ingresar a la mansión hay que hacer una reserva online a través de eavparquelage.rj.gov.br, pero la entrada es gratuita.
3. Escalera de Selarón
Entre los barrios más bohemios de la ciudad, Lapa y Santa Teresa, se encuentra esta escalera, famosa por su decoración. Azulejos amarillos, azules, verdes y rojos recubren la fachada de todos los escalones.
El chileno Jorge Selarón es el creador de esta obra que convoca a numerosos visitantes. El artista se instaló en Río en 1983 y vivió en lo alto de la escalera. Al verla en tan mal estado, decidió decorarla con azulejos que iba recolectando de todas partes.
Los colores que predominan son los de la bandera de Brasil, y el rojo, por la de Chile.
Cuando su obra se popularizó, los vecinos le empezaron a regalar azulejos de todas partes del mundo: hay de países, provincias y regiones. También hay de clubes de fútbol y marcas famosas de diferentes productos.
Uno puede pasar horas mirando cada uno de los cerámicos y descubriendo sus orígenes. Con referencia a nuestro país hay varios: numerosos con motivos de tango, del Obelisco y muchos de equipos de fútbol; hay de Racing, Banfield, Boca Juniors, San Lorenzo, Estudiantes.
4. Pan de Azúcar
Cuentan los locales que los portugueses le pusieron este nombre al cerro. Lo llamaron así porque tiene una forma cónica, parecida a un pan de azúcar, forma en la que se comercializaba el azúcar en el siglo XIX.
Hoy es de las atracciones más populares de Brasil, recibe 1,6 millones de visitantes al año.
Para llegar a la cima hay que tomar un teleférico. El recorrido cuenta con dos tramos. Comienza en Praia Vermelha y llega al Morro da Urca. Se recorren 528 metros y se asciende 227 metros (a este morro también se puede llegar haciendo un trekking).
En la segunda parte, que va desde el Morro da Urca al Pan de Azúcar, se recorren 750 metros y se llega a los 396 metros sobre el nivel del mar.
Desde ambas cima se obtienen las mejores vistas panorámicas de la ciudad. Se pueden visualizar las playas de Botafogo, Ipanema, el Macizo de la Tijuca, el Corcovado junto con el Cristo Redentor, la Bahía de Guanabara, el Aeropuerto Santos Dumont, Niterói, entre otros puntos de interés.
En las dos paradas hay puestos de souvenirs, lugares para picar algo y miradores para tener las mejores fotos.
Actualmente, se está construyendo una tirolesa de 755 metros entre ambos cerros. Las cuatro líneas permitirán un recorrido de menos de un minuto a una velocidad de 100 kilómetros por hora.
El teleférico abre todos los días, de 8.30 a 20. El último ascenso es a las 18.30. El ticket sale 160 reales (US$ 32.76)
5. Museo del mañana
Se trata de un museo de ciencia interactivo cuyo objetivo es mostrar la evolución del ser humano, explicar de dónde venimos, cómo vivimos, qué daños generamos en el ambiente, cuáles son las consecuencias de seguir viviendo como lo hacemos.
Su diseño exterior es innovador y vanguardista. Algunos dicen que se parece a un dinosaurio sobre una pileta. El arquitecto español Santiago Calatrava fue la cabeza del proyecto.
La atracción principal es un domo en el que se proyecta un documental de 8 minutos en el que se explica la creación del universo.
El lugar es ideal para familias y niños. En todas las exposiciones los visitantes pueden participar de alguna manera.
El museo abre de martes a domingo, de 10 a 18 (última entrada a las 17:00 horas). La entrada sale 30 reales (US$ 6,25).
6. Catedral São Sebastião
“Por fuera no es muy linda, pero el interior sorprende”, dice nuestra guía. Y tiene razón. La Catedral de São Sebastião do Rio de Janeiro, también conocida como Catedral Metropolitana de Río de Janeiro, tiene una forma cónica, es de color gris y no se parece en nada a otras catedrales católicas.
Su estructura es imponente: tiene 75 metros de altura y capacidad para 5 mil personas sentadas.
En el interior, se destacan cuatro vitraux gigantescos, ubicados en los diferentes puntos cardinales, que representan pasajes de la Biblia o diferentes elementos como el cáliz o la tiara papal.
Muchos visitantes se acercan a conocer esta Catedral ubicada en el centro de la ciudad. Por eso, la mayoría de las misas se llevan a cabo en una capilla más pequeña, aledaña a la principal.
Miniguía
Cómo llegar
Con Aerolíneas Argentinas, para agosto, desde $ 187.098 ida y vuelta.
Dónde alojarse
Sheraton Gran Rio Hotel & Resort. Ideal para familias. Es el único hotel de Rio que tiene salida directa a la playa. Cuenta con tres piletas, tres canchas de tenis, bicicletas, spa, peluquería, gimnasio 24 horas, 4 restaurantes de diferentes especialidades, estacionamiento. Es pet friendly. Una noche para dos personas parte desde US$ 264 www.marriott.com/en-us/hotels/riosi-sheraton-grand-rio-hotel-and-resort.
Moneda
Se utiliza el real. Un dólar equivale a 4,80 reales.