Nacionales

A 438 años de la Fundación de Salta

El desafío de recuperar el protagonismo geopolítico

La Fundación de la Ciudad de Salta cumplió con el diseño político de sentar un enclave estratégico y fue la clave de la Independencia sudamericana.

Un destino de grandeza todavía no alcanzando.

La Fundación de la Ciudad de Salta representó fijar en el mapa colonial un punto de trascendental importancia geopolítica y estratégica. Su importancia como centro comercial, militar y cultural se afirmó aún más cuando fue el escenario predominante donde se libró la Guerra de la Independencia, donde un hijo de esta tierra, el General Güemes fue el garante de la Campaña al Alto Perú del General San Martín y quien selló son su sangre la Libertad Sudamericana.

Hoy, 438 años más tarde, Salta tiene que recuperar su liderazgo y posición principal estando llamada a ser el epicentro del desarrollo regional y político en la medida en que su gobierno y sus dirigentes comprendan los desafíos del Nuevo Tiempo que ha comenzado.

La nueva realidad  determinará cambios en la manera en que los pueblos se conciben a sí mismos y serán aquellos valores que definen la identidad y la pertenencia a una comunidad los que se conviertan en parámetros de su realidad política.

Esa renovación del ser de esos Pueblos coloca otra vez en el centro del protagonismo socio-político a la Región como antecedente preexistente del País. Es la Región, su historia, su cultura y su gente la que vendrá a dominar el nuevo escenario del desarrollo colectivo.

Los antecedentes

Ninguna Provincia ocupó sitio tan privilegiado en el contexto histórico como Salta, cuyo significado  como piedra angular de la construcción política posterior a 1810 fue fundamental, y a la vez fundacional, toda vez que los esfuerzos de salto-jujeños y altoperuanos, librados al azar por Buenos Aires, forjaron la Independencia de este sector del Continente.

Esa renovación del ser de esos Pueblos coloca otra vez en el centro del protagonismo socio-político a la Región como antecedente preexistente del País. Es la Región, su historia, su cultura y su gente la que vendrá a dominar el nuevo escenario del desarrollo colectivo.

Conviene recordar que mientras la expedición de Morillo desalojaba al propio Simón Bolívar y todo el continente Sudamericano volvía a manos españolas, la estrategia de un Pueblo en armas como la que protagonizó Salta, impidió que Buenos Aires cayera otra vez bajo la dominación extranjera. Así, en Salta, la Patria tuvo su Carta de nacimiento.

Esta condición de Salta como epicentro de la Historia es ancestral, se remonta a los tiempos más tempranos de la vida precolombina. Si bien la historia señala al 16 de Abril de 1582 como la fecha en que fundó la “Muy noble y Leal Ciudad de Salta”, es interesante indagar en las particulares cualidades que este enclave ofrecía desde aquellas antiguas épocas, siendo no menos interesante de contemplar las posibilidades que ofrece hacia el futuro; sencillamente, porque Salta ocupa una posición geopolítica estratégica.

Esta ubicación principal ya había sido advertida por los Incas que se derramaron hacia el sur en sus conquistas. Hacia el 1300, Tastil ya había alcanzado la categoría de centro urbano de importancia y se destacaba por su organización, intercambio y distribución de los productos que se elaboraban regionalmente, así como de aquellos otros provenientes de zonas alejadas. Centralizó las expectativas de la región y quizás ejerció su poder político (Cit. Cigliano, 1973, citado por el Lic. Christian Vitry en “Tastil y los Inkas” en CD Salta). Como se ve, palabras más o menos que se pueden todavía aplicar hoy a la realidad de Salta.

Dos siglos más tarde, los Incas se derramaron sobre las etnias del altiplano extendiendo su dominación sociopolítica hacia el sur. El territorio de Salta quedó comprendido en el marco del Imperio de las Cuatro Regiones (Tahuantisuyu) en el espacio sudeste, es decir, la actual Bolivia, norte de Chile y el Noroeste argentino, lo que se llamó el Collasuyu, denominación correspondiente al grupo étnico dominante (Collas).

II.- Una fundación necesaria

Tres intentos hubo de establecer una ciudad en la región, todos fracasados, ya por el hambre, ya por las condiciones o bien por levantamientos de los naturales donde  la unión de juríes, lules, ocloyas, pulares y chichas terminaron con aquellas  fundaciones.

El Virrey Francisco de Toledo siguió en su empeño de establecer una ciudad en el Valle Calchaquí y así siguieron otras tres expediciones, todas fracasadas. Llegado el año de 1580, el Rey Felipe II designa como gobernador al Licenciado Don Hernando de Lerma, quien llegado a Santiago del Estero, tomando vecinos de ésta y de su vecina Esteco, marchó sobre el Valle de Salta y tras fijar los límites el día 14 de abril de 1582, el 16, lunes de Pascua, plantó el rollo y fundó la Ciudad de Lerma en el Valle de Salta.

Así inició su historia Salta, afirmándose paulatinamente hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata, producto de la reforma impulsada por los Borbones en 1776, cuya capital fue el puerto de Buenos Aires.

III.- En Salta se labró la Independencia

Esta tierra fue el escenario protagónico de la Guerra de la Independencia, sobre estos suelos se libraron las batallas decisivas de la emancipación Americana.

Mientras en Europa, en 1815, el Congreso de Viena decidía los nuevos límites del Viejo Continente a la caída de Napoleón e Inglaterra se imponía como el árbitro internacional para el siguiente siglo (hasta la Primera Guerra Mundial) y los monarcas decidían el diseño geoestratégico de América, esos planes eran frustrados por el General Martín Miguel de Güemes que le ponía un cerrojo infranqueable a las apetencias peninsulares que por esos años ya habían reconquistado casi todo el territorio.

Es ésta la misma Salta que en adelante nunca más estaría ausente de los grandes acontecimientos nacionales, liderando su región y proyectándose más allá de las fronteras.

IV.- Otra vez la Región

En los tiempos contemporáneos, ese protagonismo político no ha variado, tampoco la importancia de su posición geopolítica estratégica.

Fue en Salta donde surgió la primera idea de integración regional y comercial primero con el GEICOS con Roberto Briones a la cabeza y la no menos adelantada idea para su tiempo del NORTE GRANDE conducida por Roberto Romero, sin duda un antecedente del Mercosur.

Hoy, después de cuatro siglos de agitada vida institucional, Salta mantiene esa posición definitiva y definitoria. Su situación geográfica, continúa siendo para los tiempos presentes y venideros ese sitio necesario por donde transitan los caminos que viniendo desde el Perú conducen a los puertos de Rosario y Buenos Aires; lo mismo que llegando desde el Atlántico, recorriendo la ruta Transamazónica, el Paraguay, Formosa, atraviesan la Avenida Tavella y por la Ruta 81 alcanza los puertos del Pacífico.

Las condiciones actuales devuelven la importancia de la Región frente al país y exigen que el Federalismo se consolide como política regional.

Por eso, en tiempos en que la globalización deja paso a una nueva concepción de la soberanía de los pueblos, donde las fronteras políticas van cambiar, la revalorización cultural de los pueblos tendrá en las políticas del turismo la vía para regenerar una industria de proporciones internacionales.

Las condiciones actuales devuelven la importancia de la Región frente al país y exigen que el Federalismo se consolide como política regional.

Salta, es pues, una provincia para enorgullecerse de vivir en ella, por su historia latente y viva en sus edificios y templos históricos, por su caudal humano, por su arraigada fe católica renovada masivamente en cada Setiembre, y que como bien señala Monseñor Pedro Lira “sintetiza el talante del salteño” y también por la promesa que significa para las generaciones venideras.

Como nunca, la vigencia de estas categorías, dependerá de las decisiones políticas que se tomen en estos días.-

 

Por: Ernesto Bisceglia

www.ernestobisceglia.com

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