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A esta hora exactamente, sigue un niño en la calle.

Columna política

Dr. Ignacio Verón- Mgtr. En Acción Política UFV, Madrid.

“Un estomago vacío, soy un golpe en la rodilla que se cura con el frio, arroz con piedra, fango con vino, y lo que me falta me lo imagino” René Pérez le constelaba palabras a un micrófono oscuro, al frente, lo escuchaba una luna tucumana, Mercedes Sosa, grababa “Cantora”, y ningún otro micrófono volvería a tener la gloria de la voz de América en su interior. Nueve años pasaron de aquel proyecto musical, y ese niño, aún sigue en la calle.

El INDEC publicó su informe de pobreza del primer semestre del año. Tucumán, se encuentra entre las provincias más pobres de Argentina y el NOA. Solo en el Gran Tucumán-Tafí Viejo, alrededor de 418.000 personas están bajo la línea de la pobreza, lo que equivale al 46,2% de la población, el mayor registro de los últimos quince años. Por otro lado, es el aglomerado con mayor cantidad de indigentes del NOA, con un calamitoso 11,6%, es decir, 104.000 personas.

La provincia lleva veintidós años de peronismo ininterrumpido, los que van desde el gobierno de Julio Miranda, hasta el de Juan Manzur. Al finalizar su mandato este último, serán 24 los años en los que el sillón de Lucas Córdoba no conoció pantalón de otro signo político. Todos esos gobiernos fueron elegidos en elecciones democráticas, ahora bien, todos esos votantes pertenecen a una sociedad que fue tapa mundial por sufrir la desnutrición infantil, con índices rojos en materia de seguridad, educación y trabajo, con una crisis carcelaria infrahumana, y con un clientelismo estatal impune, que funciona a la perfección en el estado de supervivencia en la que se encuentra la mitad de los tucumanos. “No hay democracia con hambre” dijo la cabeza de la Iglesia Católica desde Roma, su afinidad con el peronismo, no le impide ver la realidad.

Tucumán está pobre de esperanza, exhausto. No hay persona, amigo o familiar con la que se hable que no exhale el hartazgo de vivir mal, inseguro, o con ansiolíticos por no llegar a fin de mes. La sociedad del cansancio, además, está sin espacios públicos. San Miguel de Tucumán, expulsa, desincentiva y huele muy mal. Los niños mendigan, venden bolsas o limpian vidrios debajo de las gigantografías de intendentes que quieren ser gobernadores, y gobernadores que quieren ser presidentes. Servidores de intereses personalísimos, ocupados, en campaña permanente. Mientras, los descalzos, irrelevantes son.

La ciudad se quedó sin su Mercado del Norte, sin su edificio centenario de la Asistencia Pública, el Palacio de los Deportes se cae a pedazos y el Complejo Muñoz está en ruinas. La emergencia edilicia se da en un contexto de pandemia, a la que se suma la epidemia de desidia y falta de política pública seria, eficiente y a largo plazo. La prioridad, es la contienda electoral de turno, el proyecto de ciudad, inexistente.

Los hechos son sagrados, y el análisis debe ser justo: son 22 años de oportunidades para mejorar la calidad de vida en Tucumán desperdiciadas. No hay nuevo gabinete que salve ese desperdicio. Cuidado, los pobres ente los pobres, ven como el proyecto no tiene nada de nacional y popular, sino años de vida en la miseria. Son ellos, los subestimados de siempre, los que empiezan a decir basta a una vida de indignidad.

Dr. Ignacio Verón- Mgtr. En Acción Política UFV, Madrid.

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