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Alberto, sus problemas de salud y una agenda paralela a Cristina y Massa

Las encuestas que llegan al palacio rosado dan a la oposición diez puntos por encima del peronismo, y es el único dilema que unifica al Frente de Todos. Habrá que ver si la adversidad y el espanto logran unirlos antes de que sea tarde.

El fin de semana largo tuvo eventos que graficaron siete días ajetreados que sacaron a la luz cómo está la situación en la coalición gobernante y en su gestión. El sábado pasado, la Unidad Médica Presidencial anunció que Alberto Fernández había sido sometido a una endoscopía, que en principio se iba a realizar al culminar el feriado, pero se definió adelantar.

La misma dio como resultado que el jefe de Estado no presentaba lesiones con sangrado activo, como sí se le diagnosticó en Bali (Indonesia), indicando que debía realizar reposo y retomar en forma paulatina sus actividades laborales. Esto no fue así, porque el martes, después de la derrota argentina frente a Arabia Saudita en el Mundial de Qatar, se lo vio ingresar por la explanada de Casa Rosada a las 10:30 hs de la mañana, con el rostro descolorido, pero a paso firme camino a su despacho del primer piso.

En la mañana del domingo anterior, la senadora Kirchner había dado a conocer -a través de su cuenta de Twitter- el fallecimiento de la titular y cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, Hebe Pastor de Bonafini. El presidente intentó sumarse a los mensajes de congoja por la muerte de la mujer que perdió la vida a los 93 años. La mayoría dedicados a la lucha por los Derechos Humanos, luego de la desaparición de sus hijos, que fue ejecutada por la dictadura cívico-militar-clerical de Videla, Massera y Agosti (entre otros genocidas). El tuit de Fernández decía: “Con la partida de Hebe de Bonafini perdimos una luchadora incansable. Reclamando verdad y justicia junto a las Madres y Abuelas, enfrentó a los genocidas cuando el sentido común colectivo iba en otra dirección. Con enorme cariño y sincero pesar, la despido. Hasta siempre Hebe”.

La dura respuesta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo no se hizo esperar: “Sr Presidente no se perdió nada, el legado de las Madres vive en el pueblo. Relacionar la lucha de nuestra Presidenta con otra organización es un insulto”, subrayaba el texto en referencia a las Abuelas encabezadas por Estela de Carlotto, con quien Bonafini tuvo enormes diferencias, y cerraba: “Por suerte Hebe hizo público todo lo que pensaba de usted”. De esta manera quedaron claras y reconfirmadas las fuertes críticas de la Madre más conocida de todas a Fernández durante toda su administración, casi siempre en coincidencia con las posiciones de la ex mandataria, Cristina Fernández de Kirchner.

En el segundo día de la semana, Fernández no tenía programada ninguna agenda oficial, pero con el transcurso de las horas se supo que mantuvo una reunión con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, con el fin de “ponerse al tanto de los detalles de la gestión durante su ausencia por el viaje a Europa y Asia”, se informó mediante fuentes de Balcarce 50, y siguió con otro extenso encuentro con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, de quien se decía que se le podría pedir la renuncia luego de las críticas solapadas que CFK le hizo por la forma en que están desplazadas las fuerzas federales (en este caso la Gendarmería) en el sur del país, y no en el Conurbano bonaerense en tren de combatir la inseguridad.

A la salida del cónclave con el Primer Mandatario, mientras éste almorzaba con Emilio Pérsico Fernando “Chino” Navarro (secretarios de Estado y titulares del fraccionado Movimiento Evita), Aníbal habló con los periodistas acreditados en la sede del Ejecutivo y en ese contexto espetó: «Yo no renuncio ni en el tute. ¿Quién va a pedir mi renuncia? ¿Cristina!? Si el ministro depende del Presidente!!». Y pasó lista a una larga lista de operativos antinarcóticos. Enterado de las declaraciones un dirigente camporista que suele circular por Gobierno observó irónicamente: “La verdad que nunca me hubiera imaginado a Aníbal haciendo randazzismo”.

En el transcurso de esa serie de actividades que intentaban mostrar absoluta normalidad y a un Fernández activo en categórico control, llegó la novedad de que no habría viaje presidencial a México porque se suspendía la Cumbre de la Alianza del Pacífico por la negativa del Congreso del Perú, que no permitió la asistencia del presidente Pedro Castillo.

En el marco de esa noticia, se escuchó el ruido generado por las críticas que hizo Andrés Manuel López Obrador a la estrategia argentina de bajar la candidatura de Cecilia Todesca -para presidir el BID-y no apoyar tampoco al postulante mexicano, Gerardo Esquivel. Decisión que se tomó en favor del elegido por EEUU y Canadá, nos referimos al brasileño, Ilan Goldfjan (hombre de Jair Bolsonaro). “Ojalá les cumplan”, dijo el mandatario azteca, sobre lo que acordó Argentina para hacer una jugada que no cayó nada bien en las tierras del Tequila.

El mismo martes, los voceros albertistas aseguraban enfáticamente en los pasillos de la Rosada que al otro día el Presidente viajaría a la provincia de Corrientes para encabezar la 15° Asamblea de Gobernadores del Consejo Regional del Norte Grande Argentino. Algo que al caer la noche fue descartado, según se rumoreó, por prescripción médica.

El entorno del titular del Poder Ejecutivo salió rápidamente a desmentir y a negar la versión exponiendo que Fernández no iba a la Mesopotamia porque se lo invitó a último momento. Por supuesto, la invitación fue cursada desde la organización desde que se resolvió llevar a cabo el evento, mucho antes de que el Presidente se descompusiera en su travesía internacional.

Llegado el miércoles, y en virtud de seguir mostrando al Mandatario más dinámico que nunca, se conformó una agenda de emergencia con varios cónclaves, entre ellos, uno con intendentes de la Provincia de Buenos Aires. Alberto Descalzo (Ituzaingó), Juan José Mussi (Berazategui), y el exedil de Florencio Varela, Julio Pereyra, actual diputado nacional. Extraoficialmente trascendió que uno de los temas principales fue el de devolver el dominio de las policías locales a los distritos bonaerenses, en detrimento de la Bonaerense, que regentea el cuestionado Sergio Berni, quien resiste en el cargo frente a las críticas de la mayoría de los jefes comunales que piden su cabeza. Por ahora, la Vicepresidenta y el gobernador Axel Kicillof lo sostienen en el ministerio de Seguridad de la PBA. Los bisbiseos sobre la posibilidad de unificar Justicia con esa cartera, para quedar a cargo de Julio Alak, es por ahora, nada más que eso, un runrún. Para el médico, militar y abogado, se trata de una “operación” para perjudicarlo.

Después de lo que fue la extensa, accidentada y costosa gira por París, Bali y Madrid, el jueves volvió al ruedo la portavoz Cerruti con sus conferencias matutinas. En ese marco la funcionaria expresó que el Presidente «Se encuentra en perfecto estado de salud», reiteró la desmentida de que no haya viajado a Corrientes por su cuadro gástrico, y agregó sin dudar: «Ya está a pleno».

El otro tema que no pudo evitar la vocera fue el de la compra (en proceso de licitación según ella misma reconoció) de un nuevo avión presidencial por valor de 25 millones de dólares. Tres se entregarían -en parte de pago- con el Tango 01, que en los ’90 adquirió Carlos Menem. Nave que está en desuso desde 2016. De todos modos, la adquisición de ese Boeing 757-256 en u$s 22.300.000 M, genera polémicas debido al grave cuadro de situación que atraviesa el país, con un Banco Central con sus reservas en rojo.

Las justificaciones de Cerruti giraron en torno a premisas que van por el lado de la seguridad del jefe de Estado y la obligatoriedad exigida, conforme su declaración, por los países extranjeros. Quienes la objetaron desde la propia Rosada apuntaron que, con aeronave propia, lo que pasó con el Presidente luego de su descompensación en Indonesia, no hubiera cambiado en nada. “Son excusas sin sustento y que encima le dan de comer a los opositores”, remarcó un hombre cercano a Fernández que sabe que es el propio Mandatario el que promueve la anacrónica empresa.

Las controversias en torno a esos puntos se multiplicaron, ya que se contraponen con lo que hacen muchos altos funcionarios de países del denominado, primer mundo, que no tienen cifras récords de pobreza e indigencia como la Argentina.

Terminada la rueda de prensa, Fernández estuvo en su oficina con Cerruti y más tarde con Manzur. Luego recibió al ministro de Transporte, Alexis Guerrera y después al embajador en Brasil, Daniel Scioli y la secretaria de Energía, Flavia Royón. Ambos funcionarios firmaron junto al Presidente y autoridades cariocas la actualización de un memorándum de intercambio energético con el principal socio del MerCoSur.

Al terminar el evento, Royón y Scioli dieron una rueda de prensa en el Patio de las Palmeras bajo el desolador calor porteño que empieza a avisar que la Navidad está a la vuelta de la esquina. Las declaraciones minimizaron la salida de la italiana Enel (firma accionista de Edesur) de la Argentina- al aseverar que «no va a afectar a la población de un día para el otro», entendiendo que «no será un proceso inmediato» porque «se cuidará la prestación del servicio» con quien vaya a adquirirla.

Al límite del cierre semanal se definió que Alberto Fernández volviera a la escena pública, ya que en el palacio gubernamental se evitó que tenga visibilidad. El lugar elegido fue el municipio de Pilar, donde fue a inaugurar un Centro de Desarrollo Infantil junto a Gabriel Katopodis (Obra Pública), Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social), y el intendente local, Federico Achaval. Se prometió la emisión de un acto que terminó en una simple recorrida sin mucha gente en los alrededores.

Quedó claro que se tomaron muchos recaudos. Esta vez no ocurrió lo que se hace siempre en estos casos; transmitir la actividad en vivo. Se adelantó que se grabaría un material y se enviaría más tarde. Hasta el cierre de este artículo sólo llegaron a la Sala de Prensa de Casa Rosada unas fotos donde se nota cierta lasitud en la cara del Presidente. Tal vez, la burbuja en torno al jefe de Estado procuró imprevistos y cuidar la imagen de un Alberto, que, entre tantos desaguisados, continúa procrastinando el bono para empleados formales, cosa que tensiona aún más la relación con el kirchnerismo que le exige una suma fija que abarque a todos los trabajadores.

En ese clima, el dólar blue mantiene su imparable y preocupante tendencia alcista. En la primera semana del Mundial de Fútbol en Asia arrancó en 306 pesos y concluyó cinco jornadas en $320 (14 pesos en 120 horas). Lo mismo pasa con los diversos tipos de cambio que van en esa línea y llevaron a Sergio Massa a reconocer ante empresarios del llamado “círculo rojo”, que, si no baja la inflación, difícilmente se pueda ganar la elección del año que viene. Un razonamiento que hacen la mayoría de los peronistas, pero que nadie sabe por qué esboza el ministro de Economía en este momento de tanta fragilidad política y financiera. ¿Será que pide un poco más de rienda suelta a Cristina?  Por lo pronto, el tigrense avanza con un nuevo «Dólar Soja», que en pos de la inevitable devaluación estaría fijado entre los $225 y 230 pesos.

Los consultores privados más sosegados entienden que el IPC de noviembre estaría levemente por arriba del 6%. Otros menos optimistas se arriesgan a pensar en un 6,6% como mínimo. Es que las remarcaciones persisten y en este mes llegaron las subas de tarifas y muchos otros rubros. Por ahora el programa de Precios Justos no se nota, y ya va terminando su primera etapa. Faltan todavía los tres períodos mensuales estivales que siempre tienden a la suba.

El clima en Casa de Gobierno se advierte alejado de las causas judiciales que acucian a la titular del Senado nacional y también a los contratiempos que vive Massa en el Palacio de Hacienda, que a su vez sufre la permanencia del albertista Miguel Ángel Pesce en el BCRA.

Como se dice en la jerga política, “la diaria” en Balcarce 50 está enfocada en la gastritis erosiva del presidente, la espasmódica decisión de adquirir un avión carísimo que usará poco tiempo, y/o tratar de mantener algunos lineamientos con organismos de DDHH cristinistas y sus colectivos, a los que a estas alturas ya distingue demasiado hostiles para con él.

Como un reflejo de supervivencia en la dificultad, Fernández intenta calmar esa sensación de vacío con prioridades que son tomadas con socarronería en el Instituto Patria y también en las huestes del massista Frente Renovador. Lo que sí existe -y se intenta mantener- es la idea de bajar la presión sobre el x jefe de Gabinete de Néstor y Cristina, el mismo que un día le renunció a la actual Senadora por no estar de acuerdo con sus políticas.

“La presidencia es otra cosa”, señala un hombre cercano al Mandatario, que adiciona: “son otras las responsabilidades”. Sin embargo, otro colaborador suyo opinó: “Alberto, ¿renunciar? ¿licencia? ¿ahora? Nooo!, él siente que el puesto que mejor le calzó de todos los que tuvo, es éste, el drama es que le tocaron tiempo difíciles; pandemia, guerra, y esos que se borran cuando más los necesitan o te hacen la guerrita interna”.

Lo cierto, es que, entre tanta elucubración y análisis psicológico, las encuestas que llegan al palacio rosado dan a la oposición diez puntos por encima del peronismo, y es el único dilema que unifica al Frente de Todos. Habrá que ver si la adversidad y el espanto logran unirlos antes de que sea tarde.

  • Por: Juan Pablo Peralta –
  • Corresponsal de CAFE PRENSA en Casa Rosada.-

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