Alumnos tucumanos Crearon un cargador solar para celulares y ganaron un premio
La consigna era trabajar con energías limpias, que no contaminen el planeta.
Se les ocurrió diseñar algo para hacer más fácil la vida diaria. No tuvieron que discutir mucho: todos coincidieron en que cargar el celular cuando no hay electricidad es el mayor problema. Se pusieron a investigar en el club de ciencias y consiguieron la solución: inventaron dos cargadores para celulares, uno solar, que funciona aunque el día esté nublado, y otro mecánico. Con el primero los chicos del Instituto Técnico General Belgrano de Banda del Río Salí ganaron en la Feria de Ciencias de Infomatrix y en febrero del año que viene viajarán a Ecuador para competir en la instancia latinoamericana.
No es el único galardón que obtuvieron este año. Los jóvenes del único instituto técnico que pertenece al Arzobispado de Tucumán ganaron también el Premio Presidencial por un proyecto que consiste en preparar a niños de escuelas primarias de la zona y también a alumnos del secundario de hasta 3° año del área rural para competir en la feria de ciencias. El trabajo fue tan eficiente que los chicos de la escuela Sargento Cabral de Carbón Pozo se adjudicaron un premio con un proyecto sobre energías limpias y llegaron a la instancia nacional. Los alumnos de la escuela Niño Argentino de El Bracho llegaron a la instancia provincial con un proyecto sobre placa tectónica y la actividad de los volcanes.
“Los jóvenes premiados también se encargan de enseñar a los docentes y alumnos de esas escuelas a manejar la tecnología y a utilizar las computadoras del programa Conectar Igualdad”, informa la rectora, Norma Ruiz de Macció, con inocultable orgullo. “No solo eso, los alumnos también arreglan los aires acondicionados de la escuela cuando se descomponen, el año pasado repararon el edificio del hogar Santa Micaela y colaboran con la Asociación Protectora del Paralítico Cerebral (Applacedt), por ejemplo, fabricando juegos didácticos, como mesas de ping pong para jugar en sillas de ruedas y otros. Esto se hace en jornadas donde los chicos de las dos instituciones comparten juegos y el desayuno”, enumera.
Los ganadores del premio presidencial son Antonio Peñalva, Ramiro Reza, Facundo Penna y Mariano Bacas, y el proyecto estuvo a cargo de la profesora Lourdes Soberón. En tanto a Ecuador viajarán Augusto Salina y Nicolás Escalera junto al profesor Pablo Aramayo.
Un tercer premio se suma a los logros de este año: el colegio participará como finalista en la feria de ciencias nacional Tecnópolis que se hará en noviembre, en Buenos Aires, por haber obtenido el máximo puntaje de Tucumán: 99,65. Los alumnos Franco Álvarez y Facundo Tévez junto al profesor Hugo Leturia explicaron que trabajaron en un detector de transistores falsos. “El invento surgió como una necesidad en la sala de Robótica. Cuando trabajábamos con los robots veíamos que había componentes nuevos que al ser colocados en equipos de potencia fallaban. Nos dimos cuenta que el problema era que los transistores no eran los originales, pero no se los podía distinguir a simple vista. De allí surgió el detector”, detallaron.
Los jóvenes de la técnica Belgrano ya tienen práctica solidaria. En marzo hicieron una campaña en favor de los vecinos inundados por las tormentas en La Madrid. Consistió en reparar todos los electrodomésticos rotos de los afectados.
“Este colegio fue fundado por el padre Gregorio de Jesús Díaz en 1962 con la misión de formar jóvenes útiles a la sociedad, sanos de mente y de espíritu”, recordó la directora.
El instituto, de gestión privada, cobra una cuota mínima para el mantenimiento del edificio. Las clases se dictan de 8 a 13 y los talleres, por la tarde. En total reciben 45 horas de clase por semana. Empresas de la zona se nutren constantemente de los egresados del establecimiento y también colaboran con su formación. En el último año los alumnos realizan pasantías en esas empresas durante tres o cinco meses.
“¡Está muy bueno!”, se entusiasma Augusto René Salinas, que hace sus prácticas en una empresa de mantenimiento de maquinarias agrícolas. “Me tratan súper bien y el jefe de mantenimiento me explica todo, aprendo muchas cosas”, dice el joven que el año próximo espera seguir estudiando en la universidad. “Yo estoy en una carpintería de aluminio y en un mes ya aprendí a cortar y a ensamblar”, cuenta Emanuel Caliva, de 18 años. Santiago Agüero trabaja en una fábrica de partes de camiones. “Me encanta esta empresa. Yo quiero ser ingeniero industrial”, dice con los ojos llenos de brillo. Los chicos reconocen que se pasan horas en el taller y que ¡cuanto más aprenden, más quieren saber!
fuente: la gaceta