Beatriz Rojkés cobra una jugosa jubilación de privilegio
La historia familiar de quien fuera tres veces gobernador tucumano resulta llamativa. Mansiones, patrimonios que ascienden a los 750 millones y jubilaciones de privilegio, manchados por el cuestionamiento y una denuncia por violación.
La familia Alperovich funciona como una verdadera monarquía en la provincia de Tucumán. Tres veces gobernador entre el 2003 y el 2015, año en el que abandonó el sillón para asumir como senador nacional, José Alperovich supo hacer y deshacer a su antojo los hilos políticos del peronismo tucumano.
Como empresario, supo cosechar un contundente patrimonio que le valió las sospechas de propios y extraños. En enero de 2018, declaró un patrimonio de 460 millones de pesos. A finales de ese mismo año, firmó la declaración jurada por 750 millones, confirmando un crecimiento de 290 millones en menos de un año.
El poder magnánimo de la familia pareciera haber recibido un duro golpe en los últimos días, cuando estalló un escándalo que amenaza con tirar abajo los años de dominación provincial: su propia sobrina lo denunció penalmente por violación.
Su esposa, Beatriz Liliana Rojkés, supo rentabilizar su posición para trepar en la política. Fue senadora nacional y presidente del Partido Justicialista en su provincia. Su actuación más rutilante desde su banca fue desmentir públicamente que su marido haya tenido un romance con la ex ganadora de Gran Hermano, Marianela Mirra.
A Rojkés tampoco le ha ido nada mal desde el aspecto financiero. Actualmente jubilada, recibe una mensualidad de 239.410 pesos, unas veinte veces la jubilación promedio en el país.
La exuberante riqueza de la familia Alperovich ha sido duramente cuestionada. No es para menos. Ocultos en los pasillos de su mansión del parque Guillermina, José y Beatriz parecieran ignorar que su provincia tiene uno de los niveles más altos de desnutrición infantil. Ella dejó definitivamente la política y hoy se encarga de administrar la fortuna familiar, que nació con una simple concesionaria de autos y hoy se desarrolla entre empresas constructoras, financieras e inmobiliarias.
FUENTE: realpolitik