Boca se llevó un Superclásico emotivo y le dio otro golpe durísimo a River
Fue 2-1 para el equipo del Mellizo con goles de Cardona y Nández.
Pitana expulsó al colombiano y a Nacho Fernández.
Todo el festejo fue para Boca. En un Superclásico que se vivió con la emoción a flor de piel, como corresponde, y terminó con un ganador que hizo los méritos para llevarse la victoria a pesar de las adversidades. Fue 2 a 1 para el equipo del Mellizo, que aprovechó mejor a sus grandes individualidades y se repuso de un insólito fallo arbitral que lo dejó con diez jugadores. Y de paso, le dio otro golpe a un River que quedó más que nunca encerrado en un laberinto de incertidumbre por los malos resultados cuando hace tan sólo cinco días parecía a tiro de la gloria.
En los primeros minutos de partido, mandó la cautela. Los dos trataban de adueñarse de la pelota aunque sin descuidarse atrás: cuando el rival la tenía, la espera era escalonada y con el objetivo claro de no desordenarse.
La primera buena aproximación del partido fue para River, cuando a los 6 minutos Nacho Fernández habilitó a Scocco, quien incómodo por la marca no pudo definir.
Iban 11 cuando Boca llegó por primera vez con peligro al área de River. Primero fue con un centro pasado de Nández que Benedetto consiguió bajar en el área chica pero Lux despejó cuando el 9 estaba por rematar. Y en la jugada siguiente, volvió a lucirse el arquero cuando manoteó al corner un buen remate del colombiano Cardona.
El equipo del Mellizo empezó a encontrar un callejón por la derecha de su ataque, en la que Jara -de muy buena actuación- subía con criterio y se transformaba de a poco en un gran problema para la defensa de River.
Claro que ningún equipo está exento de un error individual, y a los 19 Boca vivió una pequeña zozobra cuando Rossi, que trataba de salir del fondo, le dejó en el pecho la pelota al Pity Martínez. El de River, casi sorprendido por el obsequio, no resolvió bien y remató por arriba.
El local sufría por el buen manejo del mediocampo de Boca y abusaba por momentos del juego brusco. Así llegaron las amonestaciones de Enzo Pérez y Pinola por sendas faltas. Y a los 21 otra vez se lució Lux mandando por arriba del travesaño un tiro libre de Cardona.
Dentro de un trámite muy entretenido, los dos buscaban el ataque en busca de la victoria. Y apareció un tramo claramente de River, que empezó a hacer sufrir a Boca justamente por la izquierda del ataque, la misma donde Jara iba para adelante y no siempre era correctamente relevado.
A los 26, el buen momento del local se reflejó con una jugada deliciosa del Pity Martínez, que le metió un caño espectacular en el área a Fabra y solo no metió el primero porque su remate, que buscaba el ángulo, chocó contra el pecho de Magallán y se perdió por la línea de fondo.
Esa jugada fue el preludio de un gran momento de River en el partido. Monopolizó el control de la pelota ante un Boca que no podía tener el control por más de diez segundos y no tenía contención en el mediocampo. Así llegó la primera amonestación en Boca, al uruguayo Nández. Pero después apareció una jugada clave para el desarrollo.
Se jugaban 38 minutos y Nacho Fernández fue a buscar con exagerada vehemencia una pelota que picaba en la medialuna del área. El volante levantó la pierna, le clavó los tapones en el pecho al colombiano Cardona y el árbitro Pitana decidió correctamente mostrarle directamente la tarjeta roja. River tenía que afrontar los siete minutos que restaban de la primera etapa y todo el complemento con diez jugadores.
Fue un momento terrible para River y soñado para Boca, porque en el tiro libre posterior apareció la magia de Cardona para clavarla en el ángulo al palo del arquero. Golazo inapelable, primer gol del partido y el rival se había quedado con diez.
Caminó por la cornisa el local en lo que quedaba de la primera etapa. Porque todos los fantasmas que había despejado el equipo en el comienzo después del mazazo del martes ante Lanús volvieron a aparecer y justo contra un rival que no perdona ninguna falla. Estuvo cerca Boca de ampliar el marcador y obligó a una nueva intervención de Lux, que despejó con esfuerzo un tiro lejano de Pavón. En esas circunstancias, el 1 a 0 parcial para Boca les permitía a los de Gallardo intentar recomponerse en el vestuario todavía con el empate a tiro. Claro que con un jugador menos luego de la roja a Nacho.
Con el ingreso de De la Cruz por Rojas, el DT local buscó suplir con carga ofensiva el equilibrio que había perdido con la expulsión de Nacho. De entrada Boca salió a buscar una diferencia mayor para tratar de dar otro mazazo a un rival descompensado, pero después el trámite se emparejó.
River equilibró la historia y, con empuje e inteligencia, logró que no se notara el hombre de más. Primero obligó a una buena intervención de Rossi abajo a los 8 minutos ante un tiro esquinado de Scocco que buscaba la red. Y después arrinconó al visitante con centros que lo ponían en peligro. El partido no estaba cerrado ni mucho menos.
Y a los 15 minutos, un grosero error de Pitana posibilitó que los dos equipos quedaran con diez jugadores. El árbitro sancionó un codazo inexistente de Cardona contra Enzo Pérez y le mostró la roja al colombiano. Una expulsión insólito que abría aun más la incógnita por el resultado.
Gallardo, consciente del momento que se vivía, hizo ingresar a Auzqui por Maidana. Todo al ataque en busca del empate. Y la igualdad que se palpitaba llegó a los 23 cuando Ponzio clavó desde afuera del área un remate contra el palo derecho de Rossi. River llegaba así al empate que merecía.
Boca estaba para el cachetazo y River para pasar arriba, pero el fútbol tiene imponderables. Y uno de ellos ocurrió a los 27 minutos, cuando Pablo Pérez metió un centro preciso desde la izquierda del ataque y uruguayo Nández, en su primer Superclásico, metió una volea que encontró una floja respuesta de Lux y se transformó en el segundo gol de Boca.
Otra vez en desventaja, River empezó a ceder cada vez más espacios en busca de la igualdad. Boca sufría en defensa porque no manejaba la pelota, pero de contraataque se le abría un océano para liquidar la historia.
En el final, se acentuaron los libretos. Boca cambió su habitual audacia y trató de preservar como fuera la valiosa victoria. Gallardo subió la apuesta y sacó a Enzo Pérez para mandar a la cancha al colombiano Borré. Cerraba así con tres puntas, además del Pity, mientras Boca se refugiaba cada vez más atrás.
Fabra tuvo la chance de poner el tercer gol y terminar con las incógnitas en un contraataque, pero su remate cruzado en el mano a mano con Lux se fue apenas afuera. River siguió yendo a la carga, pero ya nada iba a alcanzar.
Los últimos minutos se fueron entre la tensión de Boca y la impotencia de un River que sufría un nuevo golpe, cinco días después de haberse quedado afuera de la Copa Libertadores. Los tres puntos se marcharon para el equipo de Mellizo. Toda la decepción, para los de Gallardo, que quedaron obligados a un replanteo.