Con la cuarentena aumentan las ganas de tener sexo
Pero ¿es recomendable?
Hay parejas que usan las relaciones como un escape. Otras prefieren no besarse por temor al contagio. ¿Qué hacer en la cama para disfrutar?
El sexo es piel, tacto. Roces esporádicos y fricciones con clasificación para adultos que traducen en braille el placer. Hasta que un día, sin previo aviso, aparece el covid-19 y cualquier “cachondeo” se vuelve abrumador. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el nivel de transmisión es alto y que el virus puede contagiarse -vía gotículas- por toser, estornudar, hablar o intercambiar saliva. ¿Esto quiere decir que se acabaron los besos franceses, abrazos esquimales o el “pico” argentino?
“El mundo está en una situación de alarma que no deja de lado al sexo. La proximidad física es uno de los aspectos en que más hincapié se hace porque el virus se transmite por superficies y es imposible que las parejas mantengan relaciones sexuales sin contacto”, comenta la sexóloga María Victoria Puertas.
De repente, viene a la mente la imagen de Walter White, entrando a la habitación con un traje de protección amarillo y máscara química. “No. La respuesta tampoco es usar barbijo o guantes. Cualquier barbijo queda en desuso durante el acto sexual debido a que la respiración aumenta en respuesta a la excitación”, agrega la especialista. Además, Victoria enfatiza un dato clave: si la persona está sana, no hay estudios que demuestren que el coronavirus se transmite por las secreciones sexuales.
Al contrario, los beneficios del sexo son nombrados por los amantes como una “buena opción” para evitar el aburrimiento y hacer llevadera la cuarentena.
“Al estar a resguardo es probable que aumente el deseo sexual si estamos en confianza. La Ley de Fisher nos aporta algunos datos al respecto: cuanta mayor frecuencia sexual se tiene, más se desea. Y por el contrario, cuanto menor sexo tenemos, el deseo va sucumbiendo”, explica Mileva Pavicich, presidente de la Fundación para la Salud Sexual (Fundassex).
De igual manera, hay parejas en las cuales el pánico a un posible contagio bloquea cualquier vínculo de disfrute erótico. Y a cambio, sólo se obtiene reticencia, inseguridad o disgusto por los contactos. En el detrás de escena, la pandemia está cambiando las interacciones sexuales y nuestro comportamiento íntimo.
“La gente restringe muchas de sus antiguas conductas y en el sexo eso se traduce disminuyendo las interacciones con desconocidos. Ahora los encuentros casuales se piensan dos veces e influye en la decisión la ubicación de las citas. Hay quienes eran asiduos de los telos y por la masividad de gente o la higiene deciden evitarlos”, acota Victoria. Una broma recurrente en todo esto es que los índices de fidelidad podrían aumentar.
El “cambiazo”
Extremar los cuidados de higiene personal, decidir responsablemente de a dos y -por nada del mundo- practicar sexo en presencia de la sintomatología son las máximas a tener en cuenta.
“No es necesario dejar de tener sexo con mi pareja. Lo esencial es establecer un vínculo de credibilidad, confianza y cumplir estrictamente con los consejos sanitarios”, enfatiza Victoria.
Lo positivo es que la práctica erótica tiene varias alternativas para sustituir los besos. En la previa, la sexóloga enumera los masajes con aceites o el sexo oral (al ser un asunto meramente genital). Además, es un sí rotundo para la masturbación, el consumo de películas pornográficas y la literatura que suba la temperatura sin riesgos de fiebre.
Te amo, no me toques
Con la reclusión, lo más probable es que el estrés disminuya y el tiempo de ocio para dedicarle al Kamasutra, Netflix o las manualidades aumente considerablemente. Acá Mileva hace un parate: la sobrecarga sexual no es tan aconsejable dada la falta de certezas sobre el covid-19.
En su lugar, la profesional afirma que lo central es aprovechar las circunstancias para ejercer el encuentro afectivo y el autoconocimiento y hablar.
“Solemos pensar que para mantener vivo el amor debemos preservar el sexo en sí mismo. El covid-19 nos invita a repensar otras maneras de fomentar el deseo. Nos incita a descubrir que alimenta nuestras relaciones -explica Mileva-. Si creemos que el acto sexual es un deber, va a ser imposible no sufrir la cuarentena. En cambio, al pensar que el deseo viene atravesado por emociones, ansiedad y temor seremos capaces de aceptar sus variaciones; y que es posible encontrar nuevas alternativas de expresar lo que sentimos”.