Curioso giro de Kicillof: ahora lo defiende a Macri (Franco)
CUESTIONÓ EL AUMENTO DE LA IMPORTACIÓN DE AUTOS EN DETRIMENTO DE LOS «MADE IN ARGENTINA».
El exfuncionario aboga por la “nacionalización” de las ventas de 0 km. Este modelo fue la panacea del padre del Presidente. Criticó la caída de producción
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En su gestión también bajó.
Tras la difusión la semana pasada de los datos de 2017 del sector automotor, el exministro de Economía, Axel Kicillof, salió a cuestionar al actual Gobierno. «Siete de cada diez autos que se patentaron en 2017 fueron importados. Desde que asumió Macri la industria nacional pierde participación en todos los sectores. Es la peor producción de autos nacionales de los últimos 11 años» dijo en Twitter. Habló, seguramente, desde la experiencia. Durante sus dos años de gestión, la producción de 0 km también retrocedió. Asumió el cargo en noviembre de 2013 cuando la producción alcanzaba un pico de 791.007 unidades. En 2014 bajó 22% a 617.329 y otro 12%, en 2015, a 543.467. El peor nivel en seis años. También bajó en el primer año de Cambiemos y en 2017 se frenó la caída.
En realidad, el retroceso de la actividad fabril se debe a un factor externo que es el derrumbe de la economía de Brasil, el principal destino de los autos argentinos. Cayó de un mercado de más de 4 millones de autos a uno de tan sólo 2 millones en 2016. La Argentina dejó de venderle 300.000 vehículos por año al pasar de 506.000 unidades en 2011 a 190.009 en 2016. En 2017 subió levemente a 209.587. Con sólo sumar ese faltante al volumen de producción actual se estaría entre los mejores años de producción
El otro punto que cuestiona Kicillof es la participación de autos importados en el mercado interno en relación a los nacionales. Este argumento es un giro curioso ya que -medida la calidad del sector por estos parámetros- el exministro pasaría a defender el modelo que le permitió al padre del actual mandatario agigantar su fortuna. Franco Macri estuvo al frente de SEVEL (incluso el presidente Mauricio Macri dirigió la empresa) durante un largo período de economía cerrada en la que el mercado local se abastecía casi exclusivamente por 0 km «made in Argentina». Sólo a través de los polémicos permisos para discapacitados, cuerpo diplomático o un cupo mínimo se podía ingresar autos del exterior. En esa época, las únicas alternativas de compra eran los eternos Fiat Duna o Peugeot 504, de esa automotriz, más sus equivalentes de Autolatina (Ford y Volkswagen) o Ciadea (Renault). Fueron modelos que se mantuvieron por años en el mercado y que mostraban el atraso tecnológico argentino. En la actualidad la industria está totalmente globalizada y no se mide por la participación de vehículos nacionales obsoletos en sino por la calidad de lo que produce y exporta. En los últimos dos años se dejaron de fabricar en el país modelos chicos como el Chevrolet Classic, el Renault Clio y el Peugeot 206. Son autos que generaban volumen (lo que hacía que la participación nacional fuera mayor) pero escasas divisas. En cambio, las terminales locales están apostando a vehículos de segmentos superiores, mayor precio y alto valor agregado. Las inversiones que están en marcha avanzan en esa tendencia. Las pick-up de Renault, Nissan y Mercedes-Benz, en Córdoba; los SUV de Volkswagen; Honda y General Motors o el proyecto de Groupe PSA, son algunos ejemplos. El caso Toyota es emblemático: produce y exporta una pick-up de alta tecnología y valor e importa el resto de la gama. Cuando estos nuevos vehículos salgan de las fábricas locales y Brasil siga recuperándose, la producción va a volver a crecer. La participación de 0 km importados podrá bajar un poco pero no mucho ya que se mide en unidades y Brasil seguirá enviando los autos más chicos y de mayor participación en el mercado. En cambio, la Argentina mejorará la balanza porque exportará vehículos de precios más altos. Pensar en un modelo en el que todos los autos sean nacionales es hacerlo como hacía Macri (Franco).