El día que el General dijo: «Yo por el peronismo no pongo las manos en el fuego»
¿Sentó las bases para un país más justo o creó un ejército de traidores?
«No es ninguna novedad que el 17 de Octubre es el momento más emblemático del Justicialismo, al que bautizamos como el Día de la Lealtad. Una multitud de trabajadores movilizándose en reclamo de la liberación del entonces Coronel Perón, las patas en la fuente de Plaza de Mayo y a partir de ahí, Hugo del Carril cantando la marcha, Tita Merello casada con el movimiento, Gatica abriéndose camino a los golpes, Leonardo Favio como cronista de una época y la mar en coche. Lo irónico es que en el peronismo nos jactemos del concepto de lealtad, cuando tenemos una historia de traiciones encadenadas, incluso hacia nuestro propio líder», relata un fotógrafo de probada militancia, que trabaja en Casa Rosada hace muchos años y quien reconoce estar ahora «muy cómodo, rodeado de gente tan educada», aunque eso no le impida padecer este presente sin rumbo del partido al que le dedicó toda una vida.
«Mi nieto me dice que Google está terminando con el peronismo porque no te deja mentir, está todo ahí. Y que las redes sociales se transformaron en el Coliseo Romano de la época, donde nos tiran al medio y nos despedazan sin piedad». Hace un alto y nos muestra una foto de Cristina en Mar del Plata. «Me mandaron al coloquio de IDEA y ya que estaba pasé a cubrir el acto que hizo en paralelo. ¿Pero esta señora no entiende que cada vez que abre la boca, tan fuera de sincro con la realidad, se cae a pedazos en las encuestas? Igual tiene muy claro lo que quiere. Asume con 64 años, tiene seis de senadora y a los 70 corre la prisión domiciliaria», relata de manera lapidaria, mientras hace más llevadera la espera de la reunión que tenemos con uno de los Ministros más influyentes del Gobierno Nacional.
Si el peronismo se detuviera a escuchar lo que piensan los peronistas de a pie, se ahorrarían los próximos 20 años que les va a llevar reconstruirse. «Si hablamos de lealtad, no tenemos que irnos hasta el Almirante Tesaire, aquel marino que llegó a ser el vice de Perón y, apenas se produjo el golpe de Estado del 1955, se dio vuelta como una media. Más cerca lo tenés a López Rega, el Judas del General, el que transformó el país en una cacería de brujas con la Triple A. Y así tenés a los Montoneros traicionando al sindicalismo y al mismísimo Perón con la muerte de Rucci. Y más acá, te envuelvo con un moño a todos los sindicalistas que son capaces de traicionar a su vieja con tal de acomodarse con el poder de turno». De golpe se abre una puerta y todos nos callamos. Falsa alarma, es un funcionario que saluda con una sonrisa y sigue a paso firme. «Laburan 24 horas por día. Si les llega a salir la mitad de lo que planean hacer, las unidades básicas las vamos a tener que transformar en bingos«.
Le preguntamos si después de tantos años nunca pensó en editar un libro que recopilara tantas anécdotas, pero nos esquiva, como quien prefiere aprovechar el poco tiempo que le queda para redondear el concepto. «Mirá lo que pasó con el Dr. Menem, que llegó al poder con nuestros votos y terminó gobernando para los de Quintana y Parera. O el cabezón Duhalde, que en su ansiedad por llegar al sillón de Rivadavia después de ser traicionado por el Turco, negoció con Raúl Alfonsín la salida en helicóptero de De la Rúa. Lo irónico es que después fue traicionado por Néstor Kirchner a quien transformó en Presidente con los millones de votos propios del Conurbano. Néstor es el que más daño nos hizo, porque en su lugar dejó a la actriz que ahora pide disculpas por todo». Enfurecido, grita en voz baja hasta hincharse: «¿Pero adónde estuvo los 8 años que gobernó el país? ¿Entrenando a la traductora de sordomudos entre cadena y cadena?». Le alcanzamos un vaso de agua para que no se ahogue.
Nos sorprende la claridad con la que define a sus propios colores, como el hincha que no duda en criticar al técnico y al equipo cuando juega mal. «El principio del fin, fue el otro 17 de octubre, el de 2006. Cuando unos patoteros liderados por el impresentable del ‘Pata’ Medina, se enfrentaron a tiros con una facción de Camioneros conducida por Hugo Moyano. Ese día es el símbolo de la traición a todo. Los sindicalistas se fagocitaron entre ellos, traicionaron la memoria del General durante su entierro y lo traicionaron a Duhalde que puso su casa para que Perón finalmente descansara en paz. Ese día sentí vergüenza de ser peronista».
Una asistente nos comenta que estamos por entrar a la reunión así que nuestro colega se apura: «Hoy estamos en la brancatellización del peronismo, o sea, el peronismo de panelistas. Diego Bosio y Abal Medina traicionan a La Cámpora por un minuto de cámara, Pichetto traiciona a quienes defendió de manera encendida hasta las 4 de la mañana, Massa y Randazzo traicionan a su inconsciente como si hubieran vivido en Mónaco durante esos 12 años, los intendentes abandonan el barco y se transforman en mariaeugeniavidalistas de la primera hora. Y ojo que Vidal me cae bárbaro. El desafío es cómo van a manejar el poder después del 22 de octubre, ya que el país pide a gritos a líderes que estén a la altura del cambio de época. Mirá que vi pasar muchos y la mayoría se marearon».
La secretaria del ministro nos pide amablemente que entremos, pero nuestro amigo saca una última foto de la realidad. «Cuando el 29 de Junio de 1987 profanaron la tumba del General y cortaron sus manos con una sierra eléctrica, cortaron algo más que un cuerpo: se cortó un hilo invisible que nunca volvería a unir al peronismo. ¿Sabés que le respondí a mi nieto sobre las redes? Que no nos respetan porque no nos queremos a nosotros mismos». Más que el disparo de una foto, fue uno en el medio de las cejas.