Ingeniero de 46 años del sudoeste de Taiwán se propuso diseñar y construir su propio brazo ortopédico, usando tecnología de impresión 3D, se compró un escáner y una impresora y sin tener formación médica, se puso a mirar en internet para aprender sobre el funcionamiento de la mano y los dedos.
ras perder su antebrazo derecho en un accidente laboral, Chang Hsien-Liang probó con varias prótesis, pero nunca quedó satisfecho. Los brazos que podía comprar, por su precio, eran demasiado básicos, y la mano robótica a la que aspiraba era demasiado cara.
Así que este ingeniero de 46 años del sudoeste de Taiwán se propuso diseñar y construir su propio brazo ortopédico, usando tecnología de impresión 3D.
Chang se accidentó en septiembre de 2014, cuando trabajaba como ingeniero metalúrgico en una planta de matricería en la ciudad de Tainan, a unos 300 kilómetros al sudoeste de Taipéi.
Dos meses después del accidente, Chang probó dos brazos prostéticos, pero quedó decepcionado. Quería una mano con dedos móviles, pero no podía pagar los miles de dólares que cuesta una hecha a medida.
Entonces Chang se enteró se la tecnología de impresión 3D y se compró un escáner y una impresora. Sin tener formación médica, se puso a mirar en internet para aprender sobre el funcionamiento de la mano y los dedos.
«Estaba muy contento y muy entusiasmado: finalmente mi diseño podía ser usado.»
Ahora Chang quiere ayudar a otros.
«Cuando tenga la mano, lo primero que voy a hacer es subirme a una bicicleta», dice Angel.