La Selección se despide en la Bombonera
Sampaoli pone ante Haití un equipo parecido al del debut con Islandia, con Caballero en el arco. Messi y los referentes atenúan las expectativas: «No somos los mejores».
La del mejor jugador del planeta, la de los goleadores que asombran en las grandes ligas europeas y la que de nuevo dispara una ilusión mundial. La que cruje abandonada por una estructura institucional que ahora trata de ponerse de pie, la de los conflictos irresueltos por las finales perdidas y la de las angustias por la clasificación a Rusia atrapada de última. Por todas esas singularidades que engloba para bien y para mal, por todos esos contrastes, se despide una Selección que trata de bajar esas expectativas multiplicadas en forma exponencial cuando se aproxima una aventura como la que se vivirá en Rusia.
No importa que el rival sea la más que débil Haití (108 en el ranking FIFA), aunque hubiera sido mucho más atractivo un adversario que asegure una cierta resistencia. No interesa. Habrá una fiesta popular celeste y blanca en la Bombonera, con jugadores que no se niegan al cariño y a las esperanzas máximas, pero preocupados por pisar el freno, por no apresurarse. ¿Una mirada tan sincera como real o una búsqueda de aliviar la pesada mochila del pasado?
El partido comienza a las 20 y será televisado por TyC Sports
Seguro que no habrá espacio para responder esa pregunta en las tribunas calientes de la Bombonera este martes a partir de las 20, cuando la pelota empiece a rodar ante Haití. Se aguarda un show relajado de la Selección; lo contrario sería para asustarse de verdad. El imán será Messi, por supuesto. ¿Qué hace el genio? ¿Qué inventa? Y enseguida, el equipo que intenta armar Jorge Sampaoli en tiempo récord, obligado a despejar interrogantes varios, una formación muy parecida a la que presentaría en el debut mundialista el 16 de junio contra Islandia.
El arco es un dilema: probará otra vez a Wilfredo Caballero. Atrás, ensayó de entrada con Nicolás Otamendi, a pesar de la molestia inguinal, y Cristian Ansaldi, en lugar de Gabriel Mercado, que sale de una lesión en el ciático. En principio, el «5» será Javier Mascherano para no arriesgar a Lucas Biglia, recuperándose de la fractura de dos vértebras.
También por supuesto el desafío del entrenador es encontrarle los mejores socios a Messi. Por fin podrá verlo en acción a Leo junto a Manuel Lanzini, más Giovani Lo Celso con Angel Di María y con Gonzalo Higuaín como «9», mientras Sergio Agüero espera tras la artroscopia en la rodilla izquierda. No es el partido para arriesgar a jugadores «tocados».
Será la despedida de la Selección con una fiesta, pero también con ese mensaje uniforme que varios históricos ya habían empezado a bajar y que quedó definitivamente claro con la opinión de Lionel Messi: «Tenemos que ir con tranquilidad. Tampoco tenemos que tirar el mensaje de ‘vamos a ser el campeón del mundo porque somos los mejores’, porque la realidad es que no es así. No somos los mejores. Siendo sincero y justo, hay unas cuantas selecciones mejores que nosotros. Tenemos que ser realistas y desde la humildad tenemos que ir en busca de ese sueño». En esa rica charla en Pasión Fútbol, por Canal 13, el capitán de la Selección por supuesto aceptó: «Obviamente que vamos a dejar todo para intentar lograrlo, sea cual sea el rival. Y tenemos jugadores como para ilusionarnos». Y de nuevo aclaró: «Hay que ir partido a partido y es importantísimo empezar ganando».
Tampoco dudó el segundo mayor referente de la Selección, Javier Mascherano: «El fútbol es muy caprichoso e inentendible. Una Copa del Mundo no es sencilla, pero tenemos argumentos para ir a competir. Después se verá para qué está la Selección. Sería un error pensar en una hipotética semifinal o final. Es fundamental empezar bien, después el Mundial te va mostrando el camino. Prometer resultados sería demagogia».
Con menor peso que Messi y Mascherano, otro histórico como Lucas Biglia también se aferró al mismo mensaje: «Obviamente que hay que mejorar. Vamos a tirar la última bala de la manera más precisa que podamos. Esperemos hacer un buen papel». Eso sí, el mediocampista que se propuso eludir la fractura de dos vértebras en tiempo récord redondeó con una frase que desnuda el verdadero objetivo que todos se fijaron:«El deseo es muy grande, no lo decimos»…
Puede haber alguna voz que suene distinta a la de Messi, Mascherano y Biglia. Puede aparecer alguien como Nicolás Otamendi señalando: «Vamos a Rusia a dar la vuelta. Mi sueño es el de todo argentino». Sin embargo, aparte de no ser del riñón histórico de este grupo seleccionado, en el testimonio del hombre del Manchester City, clave en el corazón de la defensa, el deseo le gana a la reflexión. Y para la despedida, al cabo, no está mal. En el Mundial será otra historia.
FUENTE, DIARIO CLARIN