El cuestionado «pato inflable» en el lobo marino de Mar del Plata le costó $300.000 al Incaa

Si el objetivo era llamar la atención, vaya que lo logró. Primero, con la propuesta artística que, de inmediato y sobre todo en redes sociales, disparó mayoría de mensajes de repudio y rechazo. Y ahora, más de ocho meses después, con el costo: aquella intervención que el santafesino Marcos López realizó sobre los lobos marinos de piedra de la rambla, a uno de los cuales le calzó la réplica de un gran salvavidas inflable con forma de pato, le costó al Estado $300.000.
La inversión se hizo durante noviembre pasado, en días previos al inicio de la ceremonia inaugural de la 32ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
«Su gran pato inflable fue un regalo a la ciudad de Mar del Plata», destaca el spot que difundió entonces el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), con imágenes del proceso de transformación del principal símbolo de las playas céntricas de la ciudad.
Según se aclara en los fundamentos del ente organizador, el objetivo fue «resignificar este ícono de la cultura del país» y desde allí contribuir a la promoción de este encuentro, único de Clase A de América Latina.
El pato salvavidas para el lobo de mar de la rambla le costó al Incaa 300.000 pesos
Este detalle tomó trascendencia ahora en el marco de una revisión de gastos generales del Incaa por salidas de dinero que al menos ameritan una investigación por supuestas irregularidades, entre ellos sumas millonarias en concepto de fotocopias e imprenta.
La obra de López fue muy criticada mientras estuvo expuesta. Dispuso un espacio para que quienes paseaban por el lugar se pudieran tomar fotografías con el lobo de Mar de piedra y su salvavidas calzado entre cabeza y tronco, todo enmarcado con laureles. De hecho, se invitaba al público a hacer circular esas imágenes por redes sociales bajo el hastag #MDQFest.
«Una interesante mixtura de la historia arquitectónica, el arte pop y la actualidad artística. ¿No vas a pasar a sacarte una foto con el Lobo Marino?», describían e intentaban destacar desde el Incaa apenas presentaron esta obra que no tardó en desatar críticas a repetición. Tanto que hasta las propias autoridades del municipio de General Pueyrredón salieron a aclarar que ni ellos ni la provincia tenían que ver con esta propuesta.
López, que es fotógrafo y artista visual y acumula varios premios por su obra en países de América y Europa, casi que respondió con ironía cuando se le pidieron explicaciones obra su intervención. «Reciclar-redefinir-remixar la idea de triunfo-premio-condecoración con el juego infantil. El capricho», dijo entonces. Y acotó por qué eligió lo que plasmó en el principal paseo costanero del país: «En vez de ponerle un cascabel al gato, ponerle un pato inflable al lobo de mar. Trabajar con la obviedad. El lugar común. El chiste fácil. Ciudad Feliz / Pato feliz / Lobo feliz».
LA NACION