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El impacto económico local del coronavirus

Ya cayeron hasta 20% las ventas en el Barrio Chino.

En los súper y negocios “de cercanía” las ventas cayeron en enero, pero la titular de la Cámara de Supermercados chinos lo relacionó con la recesión y el restablecimiento del IVA, pero en la zona del Bajo Belgrano en que se asentó inicialmente la inmigración taiwanesa la caída de la actividad fue más marcada.  

Barrio Chino en el Bajo Belgrano. Viernes por la tarde. Poca gente y ambiente distendido, pero no muchas ganas de hablar de coronavirus (Lihue Althabe)
Barrio Chino en el Bajo Belgrano. Viernes por la tarde. Poca gente y ambiente distendido, pero no muchas ganas de hablar de coronavirus (Lihue Althabe)

Tal vez es demasiado pronto para sopesar el impacto económico, comercial (e incluso social y cultural, si es que la epidemia se extiende en el tiempo) que tendrá el coronavirus, originado en China y que hoy tiene a Italia como centro de emisión de los casos que se conocen en la Argentina. En medio de la noticia del número creciente de contagiados, que ayer viernes saltó de 2 confirmados hasta ocho, también se siente el impacto comercial que comienza a sufrir la comunidad china local.

Como la enfermedad, el fenómeno es global. Según Business Insider, en Flushing, Queens, en Estados Unidos, algunos negocios, sobre todo restaurantes, informan pérdidas del 50 por ciento. Se trata el barrio chino más grande del mundo fuera de China y allí también crece la discriminación. “Al principio pensamos que estaba relacionado con el clima, pero nos dimos cuenta de que la gente tiene miedo de ir a donde hay muchas personas”, dijo Da Xiong, dueño del restaurante Heat Noodle.

El fenómeno se extendió a varias ciudades del mundo. En Sydney, Australia, por ejemplo, a 8.000 kilómetros de Wuhan, donde empezó el brote de coronavirus, los barrios del norte de la ciudad donde hay muchos restaurantes y comercios chinos, estos están casi vacíos. La actividad allí cayó 70% desde fines de enero, cuando se conoció el primer caso de coronavirus en Australia. Si la situación sigue así, dice Lily Zhou, dueña de un restaurante tipo Shanghai, a lo sumo podrán mantener el negocio tres meses más.

El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) ya calcula que el brote podría generar pérdidas económicas a nivel global de hasta USD 347.000 millones por la caída del turismo y las consecuencias negativas en el suministro de productos y en los sistemas sanitarios. De esa cifra, dos tercios impactarán en China.

En Italia, por ejemplo, la preocupación es extrema. “La comunidad ha tomado precauciones. Muchos han decidido cerrar sus tiendas por un sentido de responsabilidad y de solidaridad de cara al momento difícil que atraviesa la ciudad. Todo es muy confuso. No sabemos cuándo volveremos a abrir, será cuando la situación mejore», aseguró Francesco Wu, miembro de la Asociación de Empresarios China-Italia, en Milán.

 En la Argentina, hay unos 150.000 residentes de ascendencia china, de los cuales un 10% provienen de Taiwán, un 80% de la provincia china de Fujian y el resto de las demás provincias chinas

Más tranquilo, un viernes por la tarde parece el panorama de los comercios, kioscos y locales de comida en el barrio chino del Bajo Belgrano, con eje en la calle Arribeños. Igual, el efecto económico del virus ya se siente.

Allí, reconoció Miguel Calvete, ex titular de la Cámara de Supermercados y actual presidente del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (Indecom) y vicepresidente de la Confederación de Comercio y Servicios de la República Argentina, las ventas han disminuido y el abastecimiento es un tema, ya que se venden productos provenientes de China, Corea, Tailandia, Vietnam.

Frente de uno de los supermercados en el Barrio Chino de Belgrano (Lihue Althabe)
Frente de uno de los supermercados en el Barrio Chino de Belgrano (Lihue Althabe)

Ting Lei, miembro del Consejo Directivo de la Cámara de Empresarios Chinos en la Argentina (Caemchi), señaló que la caída de las ventas en esos negocios fue de entre 15 y 20% y pidió evitar la paranoia.

Al respecto, criticó que en el aeropuerto de Ezeiza haya carteles alertando a la gente sobre los cuidados que debe tener si viene de China, pero sin hacer referencia a otros países, siendo que los casos conocidos tuvieron origen en Italia. “En China ya tienen controlada la situación; mi madre está allá y por ahora no la dejan salir”, ejemplificó.

Si bien casi no ha habido casos de bullying (el más conocido fue a una niña en Trelew), Ting señaló que en los comercios chinos se escuchan bromas de mal gusto. Y agregó que nota un incipiente temor en los dueños de súper chinos a que si la situación se prolonga algunos quieran intentar algún tipo de saqueo.

En la Argentina, hay unos 150.000 residentes de ascendencia china, de los cuales un 10% provienen de Taiwán (una ola migratoria de la década del ’70, que hizo núcleo en el Bajo Belgrano; de hecho, la “Asociación Civil de Taiwaneses en la Argentina” está en el centro neurálgico del Barrio Chino, sobre Arribeños, entre Olazábal y Mendoza), un 80% de la provincia china de Fujian, ubicada justo frente a la isla de Taiwán (o Formosa, como también se la solía llamar), donde se habla un dialecto muy similar al taiwanés, y el resto de las demás provincias chinas, precisó Calvete.

(Lihue Althabe)
(Lihue Althabe)

Una rápida recorrida de Infobae el viernes por la tarde por el Barrio Chino constató pocos viandantes, un ambiente distendido y comerciantes reacios a hablar del coronavirus, como si referirse al tema contribuyera a instalarlo o exagerarlo. La escasa actividad, explicó un cajero, es porque el inicio del ciclo lectivo restó público al lugar.

Un grupo de tres jóvenes de ascendencia china que atienden un pequeño restaurante sobre la cuadra de Arribeños al 2100 fueron más específicos. En las últimas dos o tres semanas, reconocieron, atienden menos comensales: bajó la concurrencia de argentinos y se mantuvo más o menos igual la cantidad de turistas extranjeros y ciudadanos de origen chino. Otro cajero de un restaurant reconoció también que hay menos gente.

Supermercados

“Hasta ahora, el coronavirus no nos afecta en lo más mínimo”, reacciona Yolanda Durán, presidente de la Cámara de Supermercados Chinos, cuando Infobae la consulta sobre la situación del comercio chino en la Argentina en tiempos del coronavirus.

“Las ventas están caídas por la situación económica general: la gente no tiene plata. La que tenía se la gastó en las vacaciones y con las compras por el inicio del año escolar”, explica la representante de aproximadamente 12.000 supermercados chinos que actualmente funcionan en la Argentina y son uno de los actores más importantes del llamado “comercio de cercanía”.

Pero Durán amplía el foco. “En esta situación estamos todos; no sólo los súper chinos”, dice, refiriéndose a la recesión que afecta la actividad económica. Además, dice, “los casos que hay, al final no vinieron de China; son de argentinos y desde Europa”.

Miguel Calvete y Yolanda Durán, representantes de los comerciantes chinos, cuando negociaban con el gobierno de Mauricio Macri
Miguel Calvete y Yolanda Durán, representantes de los comerciantes chinos, cuando negociaban con el gobierno de Mauricio Macri

Durán señala que el 28 de enero pasado, a pocos días de que se conociera el brote en China, la Cámara de Supermercados chinos difundió entre sus asociados una suerte de “protocolo”. Se hizo en forma telefónica y por WhatsApp e incluyó la recomendación de reducir la participación en eventos sociales, no besar ni darse la mano y, para quienes llegaban de China, no salir de la casa por unos 20 días hasta estar seguro de que no eran portadores del virus. “Y fíjese que recién ahora, el gobierno nacional está implementando un protocolo”, agrega Durán.

Por otra parte, sigue, los supermercados chinos no se abastecen de mercadería china, sino de productos casi exclusivamente fabricados en la Argentina, con pocas excepciones. En cuanto a tipos de proveedores, cerca del 90% de la mercadería de los super chinos proviene de supermercados mayoristas y otro aproximadamente 10% de distribuidores. Entre esas dos fuentes hay en algunos lugares un pequeño resquicio de productos regionales, según la localización del comercio.

En la esquina de Mendoza y Arribeños un joven al frente de un kiosco no dudó ante la pregunta de cómo andaba el negocio. “¿Por el coronavirus”, se rió. Y sí, reconoció, “hay menos gente”, aunque atribuyó parte de la caída a la recesión, la hora del día y el reinicio del año escolar. “Acá la gente no es paranoica como en Estados Unidos”, dijo.

Durán, de la Cámara de Supermercados, dice que en enero los super chinos tuvieron una caída interanual del 1,2% en cantidades vendidas y lo que más influyó no fue el coronavirus, del que se empezó a hablar recién a fin del mes, sino el restablecimiento del IVA a los alimentos.

Por último, la representante de los super chinos señaló que en los restaurantes chinos de la Capital de venta de comida por peso, la gente sigue comprando. Lo que sí, coincidió con Ting Lei, “algunos hacen bromas feas, pero con eso no se juega”. E insistió: “La caída de ventas no es por el virus. Estamos todos en la misma. Pasa lo mismo con la ropa. La gente subsiste como puede”.

Carlos Spadone, presidente de la Cámara Argentino-China, señaló la necesidad de tratar con cuidado estos casos. “Hay gente muy alterada”, señaló. De todos modos, concluyó, no hay problemas con la comunidad china y “la recesión es general”.

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