“¿De dónde he venido? De la tierra de los ríos, la tierra de las cascadas, la tierra de los cantos antiguos, la tierra de las montañas”. El fragmento pertenece al libro que escribió por WhatsApp Behrouz Boochani, un periodista kurdo iraní, desde un centro de detención en la isla de Manus (Papúa Nueva Guinea), donde quedó recluido tras solicitar asilo a Australia.
El libro, que se llama No friend but the mountains: writing from Manus Prison (Sin más amigos que las montañas: escribiendo desde la prisión de Manus), fue galardonado con el Premio Literario Victorian’s Premier. Boochani, que escribe para The Guardian, recibió 72.000 dólares como parte de esa distinción.
En ese libro cuenta su vida durante los años de exilio que vivió en una prisión en Papúa Guinea. Hoy ya no se encuentra en ese centro de detención, que fue cerrado en 2017, pero todavía está en ese país de Oceanía, porque no tiene permiso para ingresar a Australia, donde originalmente pidió asilo.
Boochani llegó a Australia, navegando en bote desde el sudeste asiático. El periodista decidió escapar de Irán porque, según contó, era perseguido por las autoridades de su país por su trabajo como periodista. “No quería terminar en prisión en Irán, así que me fui y cuando llegué a Australia me pusieron en prisión por años”, dijo el escritor, en diálogo con la BBC.
Australia aplica una política muy estricta -que es clasificada por algunos analistas incluso de controversial y hasta riesgosa- para quienes llegan al país como lo hizo Boochani: sin visa, en bote y solicitando asilo.
Según la normativa vigente, las personas que arriban a Australia en esas condiciones no pueden desembarcar en el país. Pueden ser enviados otra vez a su lugar de origen o bien detenidos y enviados a centros de detención en Naurú o Papúa Nueva Guinea. Esto último fue lo que le ocurrió a Boochani.
“Cuando llegué a la Isla de Navidad (Australia), hace seis años, un oficial de inmigración me dijo que iba a exiliar a la Isla de Manus, un lugar en el medio del océano Pacífico. Le dije que era escritor. Esa misma persona se rió de mí y les ordenó a los guardias que me exiliaran a Manus”, contó el escritor, por medio de un video que grabó desde esa isla donde aún reside, y que se emitió el día que se hizo la ceremonia de premiación, en Australia.
Boochani permanece aún en Papúa Nueva Guinea, donde ya se le otorgó el estatus de refugiado, pero, como muchos que están en una situación similar a la de él, no quiere permanecer allí. Cabe recordar que es considerado uno de los países más peligrosos del mundo y con un gran nivel de desempleo y pobreza.
En 2016, Australia y Estados Unidos firmaron un acuerdo de acogida que prevé el traslado a este país de América a unos 1.250 refugiados que se encuentran retenidos por Australia en diferentes centros de detención en islas del Pacífico.
Boochani tuvo una entrevista con un funcionario de Estados Unidos hace unos meses y ahora espera recibir alguna definición, según se detalla en la nota de la BBC. Por ahora, sigue retenido en la misma isla desde donde nacieron sus relatos.
Los textos que hoy conforman el libro los escribió en farsi, desde la celda del centro de detención que se cerró en 2017 (ahora está en otro sitio). La traducción y compilación estuvo a cargo de Omid Tofighian.
“No lo escribí en papel porque, en ese entonces, los guardias entraban a nuestros cuartos, cada semana o cada mes, para requisar nuestras pertenencias. Tenía miedo de perder mis escritos, así que era mejor para mí escribir y simplemente enviarlo”, contó en la entrevista.
Para participar del Premio de Literatura Victorian, los escritores deben ser ciudadanos australianos o bien residentes permanentes de ese país. Sin embargo, el Wheeler Center, el organismo que administra los premios literarios, decidió hacer una excepción en este caso y aceptó la postulación de libro de Boochani.
“He permanecido en una jaula por años, y durante este tiempo mi mente siempre ha estado produciendo palabras, y estas palabras me han hecho atravesar fronteras, me han llevado a otros lugares, a sitios desconocidos. Realmente creo que las palabras son más poderosas que los cercos de este lugar, de esta prisión”, concluyó Boochani al recibir la distinción.
Fuente: Infobae