La ginecóloga Cecilia Ousset es una de los tres profesionales externos que participó de la cesárea a la niña de 11 años porque nadie en el Sistema Provincial de Salud (Siprosa) quería hacerlo.
Se quejó por la irresponsabilidad de las autoridades provinciales y el personal del Hospital Eva Perón. “Nos dimos con que eran todos objetores: la instrumentista, la enfermera, todas las personas de guardia, incluida la anestesista. Tuvo que venir una anestesista de la Maternidad, que al igual que nosotros trabaja en el ámbito privado. No sabíamos ni dónde estaban las gasas. Fue un abandono absoluto”, relató.
Aunque es objetora de conciencia, Ousset asistió a su esposo, el también ginecólogo José Gijena, en la intervención realizada en el Hospital del Este. “Cuando entramos se me aflojaron las piernas, fue como ver a mi hija menor en la cama, jugando con juguetes. Tenía un cuerpo muy menudo, de menos de 50 kilos. Se aferraba al brazo de su mamá, que le explicaba que nosotros íbamos a solucionar el problema”, transmitió la ginecóloga, que advirtió que la nena podría haber muerto si continuaba con el embarazo: “una nena menor de 13 años tiene cuatro veces más riesgos de morir durante el embarazo que una chica de 20, más riesgo de retardo de crecimiento uterino porque el cuerpo no está desarrollado, riesgo de prematurez, de hipertensión, de diabetes, de muerte fetal intrauterina, y de infecciones porque no terminó de desarrollar su sistema inmunológico”.
De acuerdo con Ousset, la operación fue un éxito y la paciente evoluciona normalmente. La neonata está en una incubadora y no se sabe si podrá sobrevivir.
LA GACETA