La empresa tucumana que se hizo viral en TikTok y ahora es un ejemplo que quieren copiar en el mundo
Mipol SA tiene diez personas con discapacidad en su staff de 120 empleados. En las redes muestran cómo es un día de trabajo y los contactaron de distintos países. «No puedo mirar para otro lado», dice José Ramón, el dueño.
Ramón remarca «un clima de trabajo fantástico» y asegura que es «gracias a ellos que nos enseñan todos los días a valorar lo simple, lo más pequeño».
«Nosotros podemos guiarlos, orientarlos, explicarles la tarea, pero ellos en un montón de actos cotidianos demuestran su nobleza y sinceridad, no mienten nunca, hacen sólo el bien… Además, son puntuales, responsables, dedicados, entusiastas y se los ve trabajar contentos, sin quejas y todo eso se transmite al resto de los compañeros», dice el dueño de Mipol SA.
El director de la empresa habla con afecto y cariño de «Dolo», «Tincho», «El Picante», «Mati», «Gonchi», «El Mariscal», «El Turco» y se le enciende una sonrisa sincera. «Esto es un placebo, colabora con el clima interno pero también con los clientes. Cuando tenemos que distribuir los repuestos (para autos y camionetas), nunca falta los que dicen ‘ok, pero mandame al Picante o a Dolo o al Mariscal’, porque están incorporados al esquema de laburo. Ellos son la idiosincrasia de esta empresa».
Se pone serio «Pepe», pero no quiere sentirse ejemplo ni modelo a seguir. «Yo lo empecé a hacer porque lo siento, porque entiendo que soy un privilegiado y que no nos damos cuenta lo que significa poder ver, escuchar, caminar… En serio lo digo, yo gracias a Dios no tengo a ninguna persona discapacitada en mi familia pero las veces que vi en la calle a alguien con algún problema traté de acercarme, de tener química y de ver cómo podía tenderle una mano».
Hace unas semanas «Pepe» tuvo un desprendimiento de retina y fue intervenido quirúrgicamente. «¿Sabés lo mal que me sentí teniendo esta limitación en un ojo? Aún hoy sigo con molestias… Y eso que es una pavada, algo temporario, pero ¿alguna vez te imaginaste no poder ver, o sentirte físicamente limitado o disminuido? Yo no ocupo el lugar de nadie ni me interesa hacerlo, pero hay una gran deuda de la sociedad para con esta gente«.
Los familiares de los empleados con discapacidad suelen acompañarlos hasta la puerta de la compañía y luego los pasan a buscar a la salida. Nunca falta una charla entre las familias y el personal de Mipol SA, que le hace una devolución sobre el desempeño del trabajador.
«Por un lado quieren saber cómo está su ser querido, cómo es su rutina, cuánto y cómo se dedica, pero en general lo que más enfatiza la familia es la evolución desde que cumple una función laboral. Y es lógico, porque se sienten útiles, saben que los estamos esperando y ellos saben que hay una actividad que les aguarda. Y el clima de trabajo es sano y siempre les da la bienvenida».
Piensa Ramón que «al Estado les cuesta mucho dinero pero la realidad es que en esos centros de día donde suelen estar los chicos no avanzan, no rinden, se aburren y estancan haciendo lo mismo, porque son lugares que, de alguna manera, ejercen de guarderías… En cambio, en la empresa buscamos incentivarlos, motivarlos y, sobre todo, brindarles confianza», dice.
«Matías, uno de los últimos chicos que entró, que tiene síndrome de down, no hablaba, se mostraba muy tímido. Sin embargo, lo que ha hecho la cotidianidad laboral en un puñado de meses es increíble. Los padres están chochos, no pueden creerlo».
¿Qué hacen los empleados con capacidades diferentes en Mipol? «Hay de todo, pero son tareas flexibles, rutinarias y metódicas -describe el dueño-. Desde el envasado de mercadería y etiquetado, pasando por diversos trabajos administrativos, reposición de materiales, hasta llevar mate o café, o el traslado de material a clientes. Por supuesto que no se los deja solos, sí se les brinda confianza, pero siempre hay una coordinadora que está detrás, apuntalándolos».
Hace unas semanas Ramón, por pedido de su hija, hizo un video en TikTok dando a conocer el interior de su empresa y presentando a sus empleados. Y así empezó una serie de videos que superaron los dos millones de visualizaciones, que se hicieron eco de lo que sucede dentro de la empresa Mipol. Fue el primero de una serie de videos en las redes sociales que dieron la vuelta al mundo y no sólo generaron admiración sino también intenciones de emularlo.
«El otro día estaba en mi oficina, tapado de papeles y de problemas, y golpearon la puerta… Eran «El Mariscal», «Gonchi», «Matías» y «Tincho», que me pidieron si podían darme un abrazo. ¿Sabés lo que significa eso para mí en el medio del laburo? Que te digan: ‘jefe, disculpe, le venimos a dar un abrazo y nos vamos’. La verdad es que es algo maravilloso, algo impagable. Ellos saben que los queremos y los ayudamos y nosotros entendemos que para nosotros son imprescindibles en el engranaje de la compañía».
Emocionado Ramón sorprende y cuenta que en los últimos meses recibió una docena de llamados de empresas extranjeras de Canadá, México, Estados Unidos, España, Chile y Uruguay «muy interesadas en copiar y, en lo posible, mejorar el modelo, cosa que me dio mucha satisfacción y la tranquilidad de que uno va por el buen camino. Me preguntan y sólo describo mi experiencia y del otro lado sólo escucho ganas de llevarlo a cabo. Aquí en Argentina también me pasó con tres empresas de Tucumán y una fábrica de Buenos Aires».