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La salud de Carlos Salvador Bilardo y su deseo cumplido de ver el Mundial en su casa

La crónica de sus casi veinte días de internación –súper atento a Rusia 2018– y los planes para su recuperación. «Presenta una evolución fantástica», dice el doctor Pedro Lylyk, director general de la clínica La Sagrada Familia, que el gran DT dejó el lunes, tras una cirugía por el síndrome de Hakim-Adam. 

En la habitación 214 del segundo piso de la clínica La Sagrada Familia, sólo se mira fútbol. Con el televisor prendido en los canales de deportes, Carlos Salvador Bilardo (80) se recupera mirando el Mundial de Rusia después de ser operado por un síndrome de Hakim-Adams.

«Presenta una evolución fantástica. Hoy, antes de recibir el alta, ya quería irse a su casa para seguir recuperándose y mirar fútbol», asegura el doctor Pedro Lylyk, director general de la clínica.

Es lunes 18, poco antes de las cuatro de la tarde, y el técnico campeón del mundo está por irse de alta. «Demostró mucha colaboración en todo el proceso. Ahora sólo le queda ganar fuerza muscular –porque perdió mucho peso–, seguir haciendo kinesiología, rehabilitarse desde lo cognitivo y recuperar los ciclos normales de sueño», agrega el médico.

Carlos Salvado Bilardo con el equipo de médicos que lo operó
Carlos Salvado Bilardo con el equipo de médicos que lo operó

EL DOCTOR QUE SUPO SER PACIENTE. La crónica de la recuperación de Bilardo cuenta que el jueves 31 de mayo llegó al Instituto Fleni de Belgrano por trastornos cognitivos y problemas en la marcha. Tras una serie de estudios, el doctor Martín Nogués,jefe del departamento de Neurología del centro, le diagnosticó síndrome de Hakim-Adams, un tipo poco común de hidrocefalia (aumento anormal de líquido en el cerebro).

Sin embargo, por una complicación asociada a un remedio que le causó alergia, el martes 12 de junio Gloria (la esposa) y Daniela (la hija) decidieron trasladar a Bilardo a la clínica La Sagrada Familia, en José Hernández al 1600, en busca de una solución.

Y ahí fue donde, al día siguiente, el equipo de Neurocirugía –también dirigido por Lylyk– lo operó para implantarle una válvula de derivación ventrículo-peritoneal.

«Había que drenar el líquido del cerebro y dirigirlo hasta la cavidad abdominal, donde se reabsorbe naturalmente. Se le colocó una válvula, que se programa externamente y trasporta el líquido a través de un catéter que va por debajo de la piel», detalla el especialista, quien cinco días luego de la cirugía celebra que el querido Narigón pueda seguir mirando los partidos, ahora desde el sillón de su casa.

FUENTE: INFOBAE

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