Los K mintieron cuando dijeron que volvían más transparentes?
El kirchnerismo está a punto de dar el batacazo. Sorpresivamente, o no, Alberto y Cristina parecen ser los seguros ganadores de las elecciones de octubre.
En ese contexto, juran que volverán “mejores”, más “transparentes”, más “austeros” y más “participativos”. Ello implica muchas cuestiones, algunas de las cuales deberían analizar los mejores psicoanalistas. Por caso, quien habla de “más transparencia”, ¿no está reconociendo que antes carecía de ella?
Las demás cualidades también merecen ser puestas bajo la lupa, porque hablan a las claras de lo que fue el kirchnerismo… por valoración inversa: no han sido nada austeros, ni participativos. Han sido más bien ostentosos y cerrados al diálogo, no solo con el periodismo sino también con otras fuerzas políticas.
Y todo indica que seguirán igual. Porque siguen cerrados al contacto con los medios y con cualquier atisbo de acuerdo partidario con quien no abreve de sus mismas fuentes.
Mañana mismo, Alberto Fernández estará en la provincia de Mendoza y ya se aclaró que no habrá contacto con los periodistas. Nada de nada. Ergo, no vale aquello de “más participativos”.
Respecto de la transparencia y la austeridad, menos que menos. Porque la trama que reveló Jorge Lanata este domingo arroja contra el suelo tal pretensión. Refiere al hallazgo de 100 mil dólares por parte de un empleado de limpieza del Instituto Patria.
¿De quién era ese dinero? ¿Por qué nunca se denunció su evaporación? ¿Acaso no estaba declarado? ¿Era para la campaña de Alberto y Cristina? ¿Quién lo aportó? ¿Es cierto que estaba en una oficina que sabía utilizar Máximo Kirchner?
Esas y otras preguntas merecen responderse en estas horas, porque ya se vivieron situaciones similares en el pasado que ameritan respuestas: valijas de Antonini Wilson, conteo de dólares en La Rosadita y bolsos de José López, entre otros escándalos.
¿Por qué no creer que ese dinero provenga de negocios non sanctos? ¿O del narcotráfico? ¿O del lugar que fuere? Entre más silencio, más suspicacia.
Porque, quien aporta plata para una campaña, no lo hace de generoso que es, sino porque espera una retribución a futuro, y esa retribución siempre suele ser mayor al aporte. Y hay aportes que terminan cobrándose en vidas humanas, como ocurrió con el triple crimen de General Rodríguez del año 2008.
Si alguien abriga alguna duda, solo debe recordar que uno de los muertos fue Sebastián Forza, aportante de campaña de Cristina y Cobos en 2007.
Uno no quiere que vuelvan esos días, por eso insiste en pedir explicaciones. Porque, como dijo Karl Marx, la historia se repite dos veces… y en este caso ya no se trata ni de tragedias ni de farsas. Se trata de crimen organizado.
Fuente:https://periodicotribuna.com.ar