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Los «pueblos solares» en el corazón de la Puna

Disfrutar de la ruta más mítica de la Argentina, caminar por el paisaje sorprendente del Valle de la Luna jujeño, contemplar la silueta de un volcán recortándose en el horizonte y saborear una deliciosa “sopa solar” hecha, por ejemplo, con caldo de llama y sémola. ¿Sopa solar?

Bueno, en realidad lo solar es la cocina con la que se hierve, que no se alimenta a gas ni del tendido eléctrico, sino de la energía del sol.

Conocé los "pueblos solares" en el corazón de la Puna

En una cocina solar se puede hervir agua en 20 minutos, freír empanadas o preparar guisos (Rubén Digilio)

Una travesía por la Ruta 40 en la Puna de Jujuy, uno de sus tramos más inhóspitos -por el ripio, la altura y la ausencia de ciudades- suma impresionantes paisajes de volcanes y cerros de colores, rebaños de llamas pastando en la altura, sitios de arte rupestre y, también, el particular atractivo de los “pueblos solares” del Altiplano. Se trata de ocho pequeños pueblos y parajes que se iluminan, alimentan y calefaccionan con la generosa e inagotable energía solar.

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Sucede que aquí, la Puna recibe cada año una cantidad de radiación solar equivalente a un barril de petróleo de 190 litros por cada metro cuadrado. O dicho de otra manera, su índice de insolación es casi idéntico al desierto del Sahara. Un recurso energético fabuloso, y al alcance.

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Paneles que aprovechan la alta radiación solar del Altiplano (Rubén Digilio)

Recuperación de la identidad

Hace más de 25 años, la Fundación EcoAndina se propuso aprovechar este recurso en pequeñas poblaciones alejadas de las rutas principales y los tendidos eléctricos, y ya hay ocho pueblos que se alimentan a energía solar, al menos en gran parte.

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Se podría decir que todo comenzó en Misa Rumi, donde hay una casa equipada con energía solar y eólica que funciona desde 1997 como sede de trabajo de campo y lugar de investigación y cuenta con estación meteorológica y astronómica. Luego llegó la colaboración del Programa de Pequeñas Donaciones del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a la localidad de Lagunillas del Farallón, con la marca “Pueblo Solar Andino”, que jerarquiza el lugar y alienta a replicar el proyecto. Con el tiempo se sumaron Ciénaga de PaiconeCabreríaCusi CusiSan Juan y OrosPaicone La Ciénaga, este último, a un kilómetro de Bolivia.

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Los paneles solares van avanzando paso a paso en la Puna jujeña (Rubén Digilio).

En escuelas, centros vecinales, puestos de salud y viviendas se instalaron cocinas solares familiares y comunitarias, calefones, hornos panaderos, calefactores y hasta plantas de tratamiento biológico de efluentes y sistemas de riego por goteo.

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Además de objetivos financieros, como reducir el gasto en leña o gas y generar ingresos por venta de alimentos preparados en cocinas y hornos solares, el proyecto persigue también objetivos sociales y económicos -eliminar humos de la combustión, brindar arraigo para evitar el despoblamiento, incentivar el desarrollo con artesanías y turismo rural de base comunitaria- y culturales: respetar el patrimonio de los pueblos aborígenes y recuperar comidas tradicionales y, por lo tanto, cultivos andinos como quinoa, papa, maíz y hortalizas.

Hacia las alturas

Partiendo de San Salvador de Jujuy, es recomendable hacer una primera escala en alguno de los pueblos de la Quebrada de Humahuaca y quedarse al menos dos días, para iniciar la adaptación a la altura. Luego, seguir al norte por la ruta 9 hasta Abra Pampa o La Quiaca, o por la ruta 52 hasta Susques, hacer noche y partir bien temprano al día siguiente, ya que no es recomendable viajar de noche por lo solitario de los caminos -de ripio-, la altura y el frío. Además, aún muy pocos pueblos ofrecen hospedaje, por lo que hay que tener en cuenta que por lo general habrá que regresar, o dirigirse a algún sitio con alojamiento, antes de que caiga la noche.

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Paneles solares en una vivienda particular aislada, por un programa que lleva energía a los rincones mas remotos del NOA.

Además, las alturas superan los 3.500 msnm, y en algunos tramos de los caminos se sobrepasan los 4.200 metros. Para llegar a varios de estos pueblos hay que hacerlo en un vehículo 4×4 y con prudencia, ya que los ríos de montaña suelen crecer rápidamente ante una lluvia fuerte.

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La mejor época para visitarlos es entre abril y noviembre, porque en verano las lluvias suelen cortar los caminos. Aunque desde la Fundación EcoAndina recomiendan el otoño y especialmente la primavera.

MINIGUIA

Cómo llegar
De Buenos Aires a San Salvador de Jujuy son 1.480 km por ruta 9 hasta Rosario y luego RUTAS 11, 34 y 9. De la capital jujeña a Susques, en la Puna, hay 211 km por ruta 9 hasta Purmamarca y luego ruta 52. De Jujuy a La Quiaca, 282 km por ruta 9.

De Aeroparque a San Salvador de Jujuy vuelan Aerolíneas y Andes, desde $ 2.555 ida y vuelta. De allí a La Quiaca, bus Balut (5h 10’), desde $ 292 ida.

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Pueblo solares de la Puna (Rubén Digilio).

Dónde alojarse
​Hay alojamientos rurales y casas particulares que ofrecen hospedaje en algunos pueblos de la Puna. Los hoteles más cercanos al recorrido están en La Quiaca (por ejemplo, hostería Río Ara, desde $ 1.242 la habitación doble) y en Susques (hostería La Vicuñita o complejo Pastos Chicos, desde $ 1.161 la habitación doble con desayuno).

Dónde informarse
En Buenos Aires, (011) 4393-1295 / 6096
​casadejujuy.jujuy.gob.ar
www.turismo.jujuy.gov.ar
Fundación Ecoandina: (0388) 492-2275
ecoandina2010@gmail.com
www.ecoandina.org

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