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Macri no tuvo la semana que esperaba, pero igual es optimista

Les dijo a sus allegados que no piensa que el caso Maldonado tenga incidencia electoral.

«Si nos escondemos damos a entender que tenemos algo que ocultar. Y no es cierto. Con respeto a la familia, pero seguimos adelante». Transcurría la mañana del miércoles, y el ministro que pidió instrucciones de cierre de campaña escuchaba, de boca del propio presidente Mauricio Macri, el rumbo a seguir.

Varios ministros confirmaron que el primer mandatario estuvo «muy encima de los temas diarios», de la economía y ansioso por el avance de distintos proyectos de su gobierno.

Poco y nada de la campaña, porque como decía un asesor, «este es un Gobierno que sigue laburando mientras hay elecciones, aunque algunos no nos crean». La hiperactividad presidencial fue , según quienes lo conocen bien, su reacción natural a la angustia que atravesó a la Casa Rosada luego del hallazgo del cuerpo sin vida de Maldonado en el río Chubut, al mediodía del martes.

Ayer, y desde su quinta Los Abrojos de Malvinas Argentinas, el Presidente intercambió chats con asesores y funcionarios, que lo notaron tranquilo. «Se despejó la incógnita con lo que dijo el juez. Y él está tranquilo porque lo que quería era saber la verdad de lo que pasó», afirmó uno de los funcionarios más cercanos al Presidente.

Antes de esas declaraciones, y luego de escuchar la declaración de la propia familia reconociendo que el cadáver encontrado en el río era efectivamente el joven artesano, el Presidente tomó la decisión de llamar a la familia Maldonado para darles el pésame.

«Lo venía pensando, y quería hacerlo. Pero no encontrábamos el momento, era muy delicado y no se podía hacer antes porque no teníamos la certeza de que fuera Maldonado», contó un alto funcionario con despacho en Casa Rosada.

Desde el mismo miércoles, Macri tenía en su despacho de Casa Rosada informes del Ministerio de Seguridad que le aseguraban, casi con plena certeza, que el informe médico dictaminaría el fin de la vida de Maldonado.

Si bien no quedó contento con la reacción posterior de la familia a su llamado de anteanoche, en el Gobierno fueron conciliadores. «No nos queremos pelear, están en un momento difícil», afirmó otro funcionario que estuvo el viernes por la tarde con el Presidente.

Macri cree que su Gobierno «hizo lo correcto» en estos meses de incertidumbre en torno a la desaparición del joven artesano. Y tranquiliza a los miembros del Gabinete que creen que el caso tendrá incidencias en las elecciones legislativas de hoy, sobre todo en la crucial provincia de Buenos Aires.

Está convencido, según uno de los ministros con los que tiene más confianza, de que a los «oportunistas» que usaron el caso «les va a ir mal» en las elecciones. No lo dice, pero apunta al kirchnerismo y la izquierda.

«Vamos a ganar en provincia, y en Capital perderemos uno o dos puntos por las declaraciones de (Elisa) Carrió sobre el cuerpo, pero nada más», dijo a este medio otro miembro del Gabinete que repasó números y encuestas con el primer mandatario.

El ministro de Justicia, Germán Garavano, fue el miembro del Gabinete con el que el Presidente tuvo comunicación permanente durante la semana, obviamente por las derivaciones del caso Maldonado.

Pero otros ministros también se lo cruzaron: el titular de Hacienda, Nicolás Dujovne, respondió «mil y una preguntas» del Presidente el jueves en la reunión pautada de seguimiento, «aunque no hay nada que él no sepa de todo lo que el ministro le informó», contaronfuncionarios cercanos al titular de la cartera económica.

Ese mismo día, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, le pasó una comunicación con Wilbur Ross, el poderoso secretario de Comercio norteamericano, uno de los funcionarios más cercanos a «Donald», como llama Macri en la intimidad al presidente Donald Trump. El viernes, en la reunión de coordinación, fue el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, el que debió contestar las preguntas del Presidente sobre su área.

La primera parte de la semana, que quedó olvidada luego de la conmoción que siguió al hallazgo en el río Chubut, había sido casi idílica. «El domingo va a ser un día de fiesta», había gritado Macri en el estadio de Ferro, donde el martes a mediodía cerró la campaña porteña junto a Carrió y los candidatos de la lista de diputados y legisladores.

Esa alegría iba, como casi siempre en su caso, acompañada de una buena dosis de desconfianza. «Ahora lo único que hay que hacer es rezar para que tengamos una semana tranquila», le había dicho a uno de los ministros que mejor lo conoce, el fin de semana pasado.

Jugadas del destino: su temor se hizo realidad, y la «jornada de fiesta» no será como la imaginó, aunque sigue pensando que Cambiemos hará una «gran elección». Tal vez hoy, después de votar, le cuente a los periodistas sus sensaciones sobre el caso que conmueve a la opinión pública.

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