No sé si voy a estar en los Juegos Olímpicos
Luis Scola; Todo pasó a un segundo plano
El capitán de la Selección habló largo y tendido con un streaming español. Puso en duda su participación en Tokio 2020 y, como siempre, entregó valiosas reflexiones.
Luis Scola, que juega y vive en Milán, se mostró muy preocupado por la brutal expansión del coronavirus en el mundo y sembró un enorme interrogante sobre cómo será el final de su exitosa carrera deportiva luego del aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el torneo que había puesto en su horizonte para cerrar su notable paso por la Selección Argentina de básquetbol.
«Nosotros estábamos volviendo de Roma hace tres o cuatro semanas y el tren en el que estábamos frenó. Dijeron el tren está en cuarentena y de ahí empezaron a surgir un sinfín de cosas que, por separadas, es tan difícil pensar que iban a pasar. Si las ponés todas juntas, en la misma semana, es ridículo. Si te lo decía hace un mes era ridículo. Se suspendió un partido de la Lega, uno de Euroliga, después la Lega, la Euroliga, los Juegos Olímpicos.
Pasaron tantas cosas y van a seguir pasando, que todo pasó a un segundo plano. No sé si alguna vez este partido se va a jugar algún día, no sé si yo voy a estar para jugarlo, no sé si voy a estar en los Juegos Olímpicos… Todo pasó a un segundo plano. Queremos que la gente, las ciudades estén bien, que el mundo vuelva a la normalidad. Después vemos si juego un partido o un torneo», reflexionó el ganador de la medalla de oro en Atenas 2004 junto a Manu Ginóbili, Andrés Nocioni y el resto de la Generación Dorada en Confinados sin Básket, un programa vía streaming del periodista español Sergio Vegas.
En la charla, reproducida por el sitio especializado Básquet Plus, el ala pivote contó cómo la expansión de la pandemia alteró los planes de todos. De hecho, si la actividad deportiva no se hubiera frenado, en estos días iba a vivir un momento especial: su equipo, Olimpia Milano, debía visitar Vitoria, un lugar que no visitaba desde 2007 y donde dejó los mejores recuerdos.
«Es raro, no voy a negar que era un partido especial, que tenía expectativa, aunque suelo no ponerla en los partidos. En su momento pensé solamente en ir y jugar, sin pensar mucho, porque es algo que por ahí no podés controlar y después te saca de foco. Pero la verdad es que todo eso pasó a un segundo plano. Es tan grande la situación en la que estamos. Tan única, tan todo… De hecho me preguntaban por los Juegos Olímpicos y yo lo último en lo que estaba pensando era en eso. Me decían y ahora un año más, y qué vas a hacer, el gran dilema. Y yo ni me había puesto a pensar», contó.
Y completó: «Cuando empezó toda esta historia de jugar a puertas cerradas, alguien me comentó el tema del partido contra el Baskonia, que era el 26 de marzo, pero no por no poder jugarse sino por el tema de que no iba a haber gente, y yo le dije ‘pero falta un montón’, y al final ni siquiera se terminó jugando».
Scola también relató cómo vive este aislamiento obligatorio que se replica en todos los países afectados por el COVID-19. «Estoy bien, así como estamos todos en esta parte del mundo, y próximamente en todas partes del mundo, pero la verdad es que estoy bien. Me gustaría estar haciendo otras cosas, pero bueno», sintetizó.
Y, además, explicó cómo sigue con sus entrenamientos y cómo se las ingenia para mantener el peso y la forma física sin salir de su casa en Milán y con la incertidumbre de no saber cuándo volverá a competir.
«Cuando pasó esto, todos los deportistas del mundo empezaron a hacer malabares para seguir entrenando. Cuando se suspendió, no sabíamos cuánto iba a durar, entonces teníamos que estar preparados. Yo por suerte tengo un gimnasio acá en mi casa en Milano, también en Argentina. Ojalá estuviera allá porque también tengo cancha de básquet. No es lo mismo, pero intentamos mantener el peso y una vida sana. Es difícil porque no sabés cuándo será el próximo partido. No sabe para qué y para cuándo se entrena. Si te dicen que el próximo es el 15 de setiembre, te preparás de una manera. Planificás vacaciones, luego una semana hacés esto, la otra lo otro, pero no es lo mismo entrenarte para el primer partido del año que viene que para el 25 de la Lega, entonces la situación es totalmente despatarrada. No hay protocolo, ni forma correcta de hacer las cosas. Todos haciendo malabares. Pero ahora qué más da si alguno está un poco mal de forma», advirtió.
Scola también se refirió a la decisión de continuar jugando luego del Mundial de China, donde lideró a la Selección de Sergio Hernández que llegó a la final y terminó, con sus 39 años a cuestas, como uno de los cinco integrantes del equipo ideal del torneo.
«Después del Mundial de China no tenía pensado jugar. Se lo había dicho a mi agente de Argentina, Claudio Villanueva, pero también al de China y al de Estados Unidos. Quería concentrarme en el Mundial y puse toda la energía ahí. Antes del Mundial me sondearon con algunos interesados, pero no quise escuchar nada. Durante el Mundial, Manu (Ginóbili) me preguntó si iba a jugar y le contesté esto mismo, y él me dijo que Ettore (Messina), estaba en Milán y que tenía interés. Cuando terminó el Mundial, Ettore me llamó y respetó un tema de compromisos comerciales que yo tenía en China, y me volvió a llamar después y empezamos a hablar», detalló sobre su llegada a Olimpia Milano.
Después se tomó un rato para analizar su exitosísma carrera. «Empecé a jugar en 1995, así que pasaron muchas cosas en mi carrera. Cuando empecé busqué ciertos objetivos y después todo se convirtió en una montaña rusa gigante en la que todavía estoy arriba. Esa es un poco la carrera de un deportista. Yo me quedo con la fila que uno hace para subirse a la montaña. Para mí, haber llegado a Europa, representaba conseguir lo que yo quería. Mi sueño después era jugar en la Selección y llegué ahí, pero me quedo con lo que inicialmente quería. La tercera cosa era competir con los mejores del mundo, jugar en la NBA. Europa, la selección y la NBA, me quedo con esas tres cosas. Pero pasaron miles en el medio», sintetizó.
Distendido, con ganas de hablar, Luifa también respondió con generosidad cuando fue consultado sobre los mejores rivales y compañeros que tuvo a lo largo de su recorrido sobre los parquets de Argentina, España, Estados Unidos, China e Italia.
«Los mejores jugadores con los que me tocó jugar son los que me quedan. No jugué final de la NBA, pero sí final de Mundial y olímpica. Todavía no terminé, virus mediante, jeje. Pero en esa línea me quedo con eso: LeBron (James), Kobe (Bryant), son los jugadores que más me impactaron. No jugué contra Giannis (Antetokounmpo), en lo que es ahora. Tengo algo especial con (Tim) Duncan, (Dirk) Nowitzki, pero en el caso de Giannis, me pasó de jugar contra Milwaukee uno de mis últimos partidos de la NBA. Yo estaba en Brooklyn y ya no era parte de la rotación. Son días largos cuando estás fuera de la rotación porque tenés que ir muy temprano, entrenar antes y después del partido. Y me acuerdo que se veía venir que me iban a cortar. Él estaba muy verde, y yo me quedé mirándolo, hasta incluso esperaba que no me pusieran, porque no tenía idea de cómo se estaba dando el partido, porque me había quedado mirándolo solo a él. Mis ojos enfocaron a Giannis todo el partido. No podía creer lo que estaba haciendo. Se veía que iba a cambiar al básquet para siempre. Me fui a mi casa y me acuerdo que le dije a alguien que mi tiempo en la NBA ya había pasado. Jugábamos a otro deporte».
A la hora de elegir cuál fue el mejor base con el que jugó, Scola no tuvo dudas. «Jugué con muchos buenos bases: Lowry, Campazzo, Prigioni, Pepe Sánchez, Chacho Rodríguez, Bennett, Montecchia. Me estoy olvidando de alguno seguro. Personalmente, por una mezcla de lo que fue adentro de la cancha y afuera, me quedo con Pablo (Prigioni)».
A sabiendas de que el retiro está a la vuelta de la esquina, Scola fue consultado sobre cómo le gustaría que lo recuerden como jugador de básquetbol y no anduvo con vueltas: «En mi cabeza, no quiero entrar en eso porque todavía estoy jugando, pero a veces pasa igual. No quiero que me homenajeen ni nada porque yo sigo jugando y busco objetivos y logros, y estas cosas te sacan de foco. te quitan energía.
Después en tres años voy a poder recordar mi carrera, pero no voy a poder pelear por entrar a los playoffs de la Euroliga. La verdad es que no sé cómo quiero que me recuerden. Cada uno lo hará a su manera. Cuando no juegue más creo que la gente podrá decir muchas cosas de mí, buenas y malas, pero no van a poder decir que no trabajé, que no me esforcé. Y estoy en paz con eso».
A sabiendas de que los Juegos Olímpicos pasaron para 2021 y que Luifa quería cerrar su carrera allí, los periodistas españoles se animaron a preguntar si existía la chance de que volviera Vitoria, el lugar donde brilló durante siete temporadas y le sirvió como trampolín para llegar hasta la NBA.
«Ninguna de las cosas que vengo haciendo fueron planificando al dedillo. Para que yo juegue en Baskonia tendrían que darse muchas cosas. Una que ellos quieran que yo juegue ahí. Otra, que yo quiera jugar en Baskonia. Otra, que tenga ganas de seguir jugando. Varias cosas. No sé si van a pasar. Si voy a seguir jugando. No sé nada de lo que va a pasar.
Pero realmente lo que pienso es que no es tan importante. Jugué 7 años en el Baskonia. Si juego 3, 10 o 30 partidos más, no va a cambiar la historia. Lo que hice no va a cambiar y lo que la gente piensa de mí tampoco. No es tan importante. Puede que se dé o que no, pero no estoy pensando en que necesito ir a Baskonia o a Milano, o que tengo miedo de ir a Baskonia para arruinar algo. Ya estuve muchos años en la Euroliga, en la NBA, en la Selección. Lo que yo hice ya está, no va a cambiar. Y esto lo digo sin saber lo que va a pasar. Si tiene que pasar, pasará. Y si no, no», reflexionó.
Y cerró: «Tenía muchas ganas de ir a Vitoria para darle un gran abrazo a Dusko Ivanovic (su ex entrenador), y para decirle que estaba muy feliz de estar en la misma cancha jugando con él, pero del otro lado».
CLARIN