Oscar 2020 – Análisis de las nueve nominadas a mejor película
La entrega del premio a mejor película es ese clímax que se convierte en el cierre de lujo de la ceremonia de los Oscars desde 1929. Tener el honor de llevarse la estatuilla en esa categoría es asegurarse un lugar en la historia del cine y también en el imaginario colectivo. Se convierte en un largometraje que hay que ver y punto. Que el premio sea merecido o no, es otra cosa que se discutirá en su momento.
El irlandés
El título del libro en el que se basa esta película ya promete humor negro y violencia tratados de una forma inteligente y metafórica. El título de la novela de no ficción de Charles Brandt puede no decir mucho, de hecho “Escuché que pintas paredes” puede estar ligada a múltiples significados, sin embargo, en las manos de Martin Scorsese se convierte en una epopeya fílmica.
En sus más de tres horas, no solamente se centra en la historia del irlandés, su relación con la mafia y Jimmy Hoffa, sino en cómo afectan a la historia de Estados Unidos desde la segunda guerra mundial hasta nuestro tiempo. La reconstrucción de época es brillante y, como se trata de Scorsese, están retratados desde la violencia y bastante humor negro.
Es un regreso magistral y una epopeya de la historia del crimen organizado en Estados Unidos.
Jojo Rabbit
A pesar de que el tráiler de la película de Taika Waititi prometía mucho humor políticamente incorrecto ligado a la inocencia de los niños, Jojo Rabbit se trata de una sátira dramática. Es un viaje de descubrimiento en el que Jojo pasa de tener una visión fanática e inocente del nazismo a ver desmoronarse ese mundo cuando descubre que su madre, interpretada por Scarlett Johansson, tiene escondida a una adolescente judía en su casa. Las situaciones cómicas con las que Waititi se mofa del fanatismo ciego que eventualmente mutan hacia el drama humano y también a la amistad.
Hay momentos muy fuertes, que impactan mucho cuando se hacen lugar entre la parodia y el absurdo. Son cachetadas con las que el director neozelandés nos devuelve a esa realidad.
Joker
A pesar de ser el némesis de Batman, no hay un origen canónico del icónico Joker. Es cierto, lo que más se parece es la novela gráfica Killing Joke, en la que se basa ligeramente Todd Phillips para dar forma a una película que representa una gran vuelta de rosca necesaria en las adaptaciones de cómics. Recordemos que en la última década, los súper héroes vivieron un nuevo auge de popularidad y una revitalización del género. El Universo cinematográfico de Marvel sentó sus bases en una serie de fórmulas que crearon una nueva legión de fanáticos. Las películas live action de Dc no tuvieron tanta suerte en taquilla, ni mucho menos en crítica -Exceptuando casos como Wonder Woman o Shazam- y lógicamente, tras tanto abuso de las mismas fórmulas, el género ya comienza a mostrar signos de desgaste.
Al igual que los cómics, debía buscar nuevas formas expresivas y superar los parámetros que los mismos fans exigen que se repitan. La respuesta estaba en llevar la complejidad de las novelas gráficas al mundo de los encapuchados. Muy arriesgado, si tenemos en cuenta que gran parte del público que consume este tipo de películas irónicamente no es lector de cómics y mucho menos de novelas gráficas. En este sentido, Joker supuso un salto arriesgado. Por supuesto, necesitaba ser tan sobresaliente como lo fueron las novelas gráficas en su momento, cosa que Todd Phillips logró.
Mujercitas
Se dice que a Hollywood se le están acabando las ideas, pero irónicamente aplaudimos cada vez que se replantean obras clásicas. Es cierto, depende de cada guionista y directores descubrir qué tienen esas obras para decirles a un nuevo público. Y es así como Mujercitas de Greta Gerwiges una adaptación fiel –¡OTRA VEZ!- de ese clásico de la literatura norteamericana.
Lo interesante y lo original, es la forma en la que está replanteado el guión: cambia el orden narrativo hacia una estructura atípica Flash fordward Pre clímax – flashback – avance hacia el clímax y repite esa estructura para cada una de las hermanas March y también permitir el lucimiento de todo el casting, en especial de Saorise Ronan, Florence Pugh, ambas nominadas al Oscar -¡Lo siento, Emma!-. No es material para llevarse la estatuilla como película. Sí como ejercicio de guion.
Excelente el interés y la tensión que logran generar con esa reestructuración narrativa. Ojalá gane como mejor guion adaptado
Historia de un matrimonio
Tras un inicio emotivo, que prometía una película melosa, Noah Baumbach da un giro excelente y nos sumerge de lleno en una historia de separación entre dos artistas de cine y teatro. Este drama nos hace descubrir como lo que parecía ser una gran pareja muy unida y funcional en lo artístico-laboral, en realidad tuvo problemas que ellos mismos preferían ignorar y también deja en claro una cosa: Las mejores películas románticas son aquellas en las que los personajes sufren.
Hay un excelente trabajo de personajes, en el que Adam Driver y Scarlett Johansson pudieron lucirse mostrando un gran abanico de recursos actorales y, además, emocionarnos.
1917
Las películas bélicas se recrudecen cada vez más, como es el caso de la última obra de Sam Mendes. Gracias a la evolución constante de los efectos especiales, hoy se puede recrear a un punto en el que la realidad rompe totalmente con el glamour o efectos especiales decorativos. Aquí nos damos cara a cara con una guerra que se extendió mucho más de lo previsto e hizo que la vida en las trincheras sea muy precaria y no esté preparada para las inclemencias del clima. En ese camino que recorren los protagonistas hasta el lugar donde deben completar su misión descubrimos el frío, el hambre y sobre todo, campos de batalla en donde la muerte es protagonista.
Aquí no hay espacio para el heroísmo, y tampoco para el glamour de otras películas bélicas. Esto es simplemente la guerra en toda su crudeza. Duele, pero esto es cine que vale la pena.
Había una vez en Hollywood
Quentin Tarantino es un director que ama el cine. Le gusta hacer guiños a películas de la era dorada de Hollywood a veces con nostalgia e idealización de fanático. Otras veces lograr dejar de lado el glamour mítico mientras explora la decadencia y el drama humano desde una visión paródica. Esta película tiene el gusto de las historias de las que habla Kenneth Anger en Hollywood Babilonia, por supuesto situado en otro tiempo, finales de los 60. Aquí convergen las dos visiones de Tarantino del cine con una violencia inmanente de la época que promete terminar en uno de los hechos más violentos de la historia de Hollywood: El asesinato de Sharon Tate.
Al terminar de ver esta película, vale la pena googlear para ver todos los guiños del director e investigar sobre ese tiempo porque ver una película de Tarantino es también aceptar todo aquello que nos quiere enseñar sobre cine.
Parásitos
Hay directores con inquietudes artísticas y filosóficas tan marcadas, que se reinventan en cada nueva obra. Bong Joon-ho pasó por el género de monstruos, la ciencia ficción, el género fantástico y, esta vez, el drama con toques de thriller social.
Desde el momento en el que nos presenta a la familia de Ki-taek buscando alguna señal de Wi-Fi en el sótano donde viven, existe la promesa de que la película puede tomar cualquier rumbo gracias las motivaciones de esa familia. Es así como se las arreglan para ingresar al mundo de glamour y riqueza de los Parks a base de mentiras y estafas. Algunas con humor, otras en las que sorprenden por su creatividad.
A medida en la que avanza la película hay una tensión enorme, porque las estratagemas de la familia son como gigantes con pies de barro, sabemos que en algún momento las cosas van a terminar mal. Lo que no sabemos es cuál va a ser el nivel de desastre y cómo se va a dar. Por supuesto, Bong Joon-ho es un director que no decepciona y va hacia lo imprevisto, donde ahonda en temas sociales, morales e incluso filosóficos sin dejar de lado lo más importante del cine: Entretener y sorprender.
Ford V Ferrari
En los hitos de la historia del automovilismo las marcas dicen mucho. Después de todo, como nos muestra James Mangold, ganaron su mitología gracias a una mezcla de proezas de la ingeniería, el orgullo de la marca y por supuesto, el factor humano gracias a esas personas que se las arreglan para convertir la adversidad en el momento en el que pasan a la historia.
En una película donde sentimos hasta el olor que dejan las cubiertas en cada curva, lo curioso es que el gran conflicto de esta película no está en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966, sino fuera de las pistas. A través del drama de los protagonistas descubrimos que el gran desafío no era simplemente competir y desarrollar el auto perfecto, sino superar las barreras burocráticas y empresariales.
Sebastián Aguilera