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Pablo Aimar se despidió como futbolista en su querido Estudiantes de Río Cuarto

Pablo Aimar se despidió como futbolista en una noche de enero.

«El final es en donde partí», fue la frase escogida por Aimar para su encuentro despedida del fútbol profesional, en un choque oficial, con la camiseta que lo vio nacer futbolísticamente, la de Estudiantes de Río Cuarto .

Una noche de emociones, acaso ninguna como la de Ricardo, el ‘Payo’, el padre de los Aimar, que vio jugar juntos a Pablo y a Andrés, y no pudo evitar unas lágrimas que conmovieron a todos.

Las 12.000 almas que colmaron el estadio Antonio Candini se deleitaron con destellos del excelso mediocampista ofensivo. Mucho lo sufrió Miguel Nievas Escobar, víctima del primer túnel del exenganche de River a los 3 minutos y luego amonestado por una fuerte entrada que cortó el avance del «Payito», muy movedizo en la primera etapa.

En su habitual posición, suelto delante de la línea de mediocampistas, Pablo asistió con precisión a Maximiliano Comba desde 30 metros, en una acción que no pudo culminar en la red por el gran trabajo del arquero visitante Federico Cosentino, la otra gran figura de la noche.

En los primeros minutos, Pablo pidió la pelota, filtró exquisitos pases e intentó asociarse principalmente con su hermano Andrés, que despertó las primeras revolcadas del portero visitante. El «Payito» exigió a Cosentino con un remate raso de media distancia y luego la intensidad del juego empezó a pasarle factura.

Dentro de un panorama equilibrado, una asistencia de cabeza de Pablo casi culmina en el grito de gol de Andrés, que remató cerca del poste derecho.

Estuvo más apagado en la segunda mitad de la primera parte pero despertó otra vez al público, con una combinación lujosa y ágil con comba en la reanudación. Aunque su tiro débil no tuvo el brillo esperado y sería el último chispazo dentro de un campo de juego.

La última postal en Río Cuarto: Pablo Aimar le dijo adiós al fútbol en la Copa Argentina
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Reemplazado por Bruno Sepúlveda a los 5 minutos del complemento, el estadio aplaudió de pie y coreó por Pablo, mientras aguardaba que Estudiantes pudiera revertir la desventaja en la serie ante el elenco de San Francisco.

Posteriormente le tapó un penal al atacante Juan Reynoso. Sportivo Belgrano, con el empate en blanco, avanzó a la siguiente ronda, ya que había ganado 2-1 en el partido de ida disputado en San Francisco.

La noche estelar para Pablo César Aimar había despertado los primeros aplausos de admiración por parte del público presente en el estadio Antonio Candini de Río Cuarto alrededor de las 20, cuando el «Payito» llegó a los vestuarios, acompañado por su hermano Andrés.

A las 21, media hora antes del comienzo del partido, cuando el equipo celeste salió a efectuar la entrada en calor, Pablo recibió la primera ovación de la hinchada. Un cuarto de hora después, mientras se anunciaba la formación local con tibios aplausos, el estallido de palmas volvió a despertar la pasión uniforme del estadio cuando se sintió su nombre. El juego tardó algunos minutos en iniciar para darle una bienvenida acorde a su majestad, que despertó el estruendoso «Olé, olé, olé, Pablo, Pablo.» Una ovación que se repitió en el final, en la noche en la que Río Cuarto vistió sus mejores galas para la despedida de uno de sus referentes del mundo del fútbol.

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