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El perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

La esperó una semana en la puerta de su hotel, en Puerto Madero.

Ella lo adoptó y abrió una página de Facebook donde relata su día a día con su mejor amigo porteño.

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

«Rubio es único, como la ciudad de donde viene«. La azafata Olivia Sievers habla de su perro, un vagabundo de Puerto Madero que un día decidió sentarse en la puerta del hotel donde la vio partir y no mover sus patas de ahí hasta verla regresar.

No se separaron más: ella lo «adoptó» y se lo llevó a vivir a Alemania, donde ahora ambos son famosos. Tanto, que Rubio es una especie de «embajador» argentino en tierras europeas.

Cazador innato, el animal ama los paseos en auto y dormir en la cama de su dueña.

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

Rubio en la puerta del hotel de Puerto Madero donde conoció a la azafata. El la esperó allí una semana.

A fines de 2015 el destino lo cruzó con esta simpática azafata de Lufthansa que entre vuelo y vuelo se hospedaba siempre en el mismo hotel de Puerto Madero. El cariño fue fuerte y mutuo: la mujer le hizo mimos y hasta le improvisó una cucha con las mantas de los aviones. El animal -de 5 años, mezcla de varias razas- le respondió con una caída de párpados y un suave movimiento de cola.

Al día siguiente, Olivia salió a pasear y él estaba aún allí. Caminaron juntos durante horas. Se despidieron y ella voló a Alemania. Una semana más tarde regresó y Rubio estaba allí, firme en la puerta del hotel.

«Amo a Rubio: somos amigos desde el primer día en que nos conocimos en Puerto Madero, pero ahora somos un equipo», dice ella a Clarín, en inglés y por WhatsApp.

«En todo este tiempo Rubio se unió a mí cada vez más y más. Me demuestra todos los días lo mucho que me ama. Yo trato de hacerlo feliz y creo que él está muy agradecido», continúa.

Tras varios reencuentros en la puerta del hotel porteño, Olivia finalmente lo adoptó. Consiguió la autorización sanitaria para poder trasladarlo y en agosto de 2016 se lo llevó a su país.

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

Rubio junto a su nueva dueña

La repercusión del caso superó lo imaginable. Medios de Japón, Israel, Italia, México, India y Estados Unidos se apasionaron con la historia. Ahora acaban de publicarla en un diario francés.

Cada mañana, Rubio salta a la cama de Olivia, como diciéndole «¡buen día!», y salen a hacer largas caminatas de entre 5 y 8 kilómetros. «Adora mucho el bosque en Alemania. Pero él es un perro que no puede andar sin una correa. Escaparía. Es un cazador fuerte, huele y ve a todos los animales en el bosque e iría a cazarlos», relata Olivia. Viven en la ciudad de Hameln y pasan varios días al mes y las vacaciones en la costa del Mar del Norte.

Olivia está convencida de que su historia puede animar a otros a «adoptar» perros callejeros. «Realmente vale la pena», insiste. En ese camino la ayudó el grupo Mascotas Puerto Madero que desde un principio trató de sacar a Rubio de las calles. Lo llevaron hasta un hogar transitorio, pero se escapó. Luego encontraron a alguien interesado en adoptarlo, aunque tampoco funcionó: él quería estar «con su amiga europea». Entonces los ayudaron a concretar el sueño.

«Se acostumbró a vivir en Alemania. Estamos siempre juntos. Y si estoy de viaje laboral, se queda en una pensión para perros. Es un gran espacio donde puede correr con libertad y siempre hay un montón de perros «, cuenta la azafata. Como le cuesta llevarse bien con otros machos, lo entrenan en una escuela canina. Sus activas jornadas terminan con un largo descanso: Rubio duerme unas 12 horas diarias.

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

Rubio, en Alemania. Lleva una correa con la bandera argentina

Parte de su cotidianeidad la difunden en Facebook, a través de la cuenta Rubio&Olivia, ante más de 31.000 seguidores que los adoran. Rubio tiene un sponsor y es el protagonista de dos audiolibros, en alemán y en inglés, escritos y narrados por Olivia. En marzo empezará a producir la versión en español, más completa que las anteriores, con el nombre «Amor sin fronteras».

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

Rubio, frente a una típica postal alemana

Al describir a su mascota, Olivia dice que tiene carácter, es inteligente, fuerte, rápido y atlético. Pesa 33 kilos. «Ya le conozco todas sus reacciones. Por ejemplo, sé que no le gustan los corredores, especialmente los hombres. Así que tengo que poner la correa corta cuando alguien se acerca. Tal vez se deba a que vivió en las calles durante un largo tiempo. Los perros callejeros a veces tienen problemas con los hombres en las calles», analiza.

«Mucha gente ama nuestra historia. Es increíble que en el mundo hayan escrito sobre nosotros. Llegó al corazón de millones de personas», se emociona.

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

«En honor a la tripulación del ARA San Juan», fue el mensaje de esta imagen publicada en Facebook

Olivia visita Argentina desde hace años y tiñe sus redes sociales de celeste y blanco. Llama la atención una foto de Rubio en Alemania mirando hacia el mar, con este mensaje: «En honor a la tripulación del ARA San Juan«.

Dice que desde que conoció a Rubio se siente más conectada con la Argentina, y que está convencida de que su perro es un señor embajador del país. No es la única que lo cree. Ariel Rota, miembro de Mascotas Puerto Madero, dice que gracias a Rubio y Olivia crecieron las adopciones de perros vagabundos. Según las estadísticas que se manejan, pasaron de 70 en 2016 a 408 en 2017.

Rubio, el perro callejero que enamoró a una azafata alemana y ahora vive en Europa

La tapa del audiolibro, en alemán, con la historia de Rubio y Olivia (gentileza Olivia Sievers).

A los 46 años, la azafata dice que la espera y el esfuerzo de llevarse un perro callejero a Europa valieron la pena: «Ahora la vida es más fácil para los dos. Rubio decidió que quería vivir conmigo y yo decidí cuidarlo. Tal vez estábamos destinados a vivir juntos».

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