Espectáculos

Piden que los cines vendan productos sin TACC y reducidos en azúcar

El legislador del GEN Sergio Abrevaya impulsó en la Legislatura porteña una iniciativa que prevé que en los cines vendan alimentos bajos en sodio, azúcar y sin gluten. Además, buscará permitir el ingreso con snacks y bebidas adquiridas fuera de ese comercio. El diputado del GEN y vocal de la Comisión de Consumidores y Usuarios, Sergio Abrevaya, presentó en la Legislatura porteña una iniciativa para que todas las salas de cine de la Ciudad ofrezcan como mínimo un 25% de productos sin TACC y reducidos en grasas, sodio y azúcar. Además, buscará permitir el ingreso con snacks y bebidas adquiridas fuera de ese comercio.

El proyecto busca combatir la distorsión de precios que existe al adquirir un mismo producto dentro y fuera del complejo de cines. En ese sentido, Abrevaya explicó que una botella de agua mineral de medio litro cuesta 31 pesos en un supermercado, mientras que en el cine tiene un valor de 75 pesos; lo mismo ocurre con un paquete chico de papas fritas cuyo valor en un autoservicio es de 34 pesos y en el cine de 75 pesos; situaciones similares ocurren con las golosinas -tales como chocolates y alfajores- y snacks –como las galletitas saborizadas-.

En los fundamentos de la medida, el legislador afirmó que “el valor de estos productos tiene un carácter discriminatorio principalmente en el contexto económico y con los índices inflacionarios actuales, para quienes con esfuerzo continúan optando por elegir actividades culturales y recreativas” y advirtió que “para no atentar contra la libertad de comercio, el proyecto permite que los cines tenga la potestad de continuar vendiendo alimentos elaborados o semielaborados, siendo la ley de la oferta y demanda la que determine dónde el espectador adquirirá los productos que requiera para consumir”.

Además, indicó que “los usuarios que necesitaran de alimentos, bebidas y dulces con características especiales, como apto celíacos, reducidos en grasas, azúcares y sodio, no encuentran una oferta fluída y continúa por parte de los anexos propios de las Salas de Cine dichos productos y al mismo tiempo si los adquieren fuera de esa área se ven imposibilitados de acceder a la función con ellos”.

Por último, Abrevaya remarcó que es necesario “disponer de una regulación que anule la posición dominante que ejercen los Complejos y Salas de Cine sobre el usuario, constituye el cese de una actitud discriminatoria y además atenúa el impacto de la crisis económica en el bolsillo de los ciudadanos”

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