Por qué, ante igual escenario externo, el dólar sube más en la Argentina que en el resto de América Latina
Ante un «estornudo» de los Estados Unidos , la Argentina se pesca una pulmonía, mientras que el resto de los países de América Latina (excepto Venezuela) solo se resfrían. Esta alegoría médica sirve para ilustrar la realidad de la economía local ante la suba de la tasa americana y un contexto internacional menos benévolo para la región. Pero la pregunta que surge es: ¿Por qué los otros pacientes presentan mayores defensas? Es decir, ¿por qué no se derrumban sus mercados y no les sube el dólar?Déficit fiscal alto, mercado de capitales chico, falta de confianza en la política económica local y elevada exposición al endeudamiento aparecen como las principales explicaciones.
El tema del déficit no es menor en la Argentina. Ariel Coremberg, director del Centro de Estudios de la Productividad de la Universidad de Buenos Aires, explica que, como no se puede ajustar el déficit subiendo impuestos o bajando el gasto, el ajuste lo hace el mercado, de una manera negativa: licua la deuda pública subiendo el tipo de cambio. «Por eso, se termina devaluando acá más de la cuenta. Hay que recordar además, que la Argentina tiene 25 puntos de tasa de inflación durante más de diez años, mientras que el resto de la región no», afirma.
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Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres & Asociados, dice que la Argentina tiene una debilidad fundamental con respecto al resto de los países de la región, que consiste en un déficit fiscal muy alto, con un sistema financiero chico (su crédito al sector privado es de 14,3%, mientras que en Colombia, por caso, es de 42% y en Brasil, de 60%). Como no hay modo de financiar ese déficit internamente, se depende del financiamiento externo, y eso te hace vulnerable a los contratiempos internacionales», explica.
Pero además, Spotorno dice que, como los fondos internacionales están saliendo de mercados emergentes, quieren sacar su dinero de la Argentina y eso también le pega al país. «Pero encima se encuentran con que no tienen quién se los quiera comprar. Si hubiera un mercado financiero grande acá, ese problema no existiría. Pero como es chico, los activos argentinos no tienen liquidez. ¿Por qué están buscando seguridad? Porque visualizan que el riesgo crece en el mundo y el no riesgo (Estados Unidos yAlemania ) paga más», analiza el economista.
Este último es otro de los motivos por los que también sube el dólar, porque entre los activos argentinos está el peso (que también pierde su valor). «En esas condiciones, los que logran salir, compran dólares y se van. Además, estamos a fin de mes, se está pagando aguinaldos, entonces hay mucha demanda minorista también», agrega Spotorno.
En tanto, para Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, la Argentina tiene desequilibrios mucho mayores que el resto de la región, con una situación fiscal heredada y muy endeble. «Ese desequilibrio fiscal que se financió con endeudamiento en el exterior generó mucho ingreso de capital financiero, que es el que se va más rápido. Esto no ocurre en los otros países; por caso, Brasil recibe US$60.000 millones por año en inversión extranjera directa, que es la productiva», resume.
Columna Carlos Pagni
Elizondo también introduce una razón histórica: la Argentina declaró 8 veces el default de su deuda pública en los últimos 60 años y eso se paga. A esto se suma la situación política, con «ruidos» que el mercado no interpretó bien, como la discusión sobre las tarifas, que afectaría la política fiscal; la falta de certeza sobre si el sistema político está comprometido en la corrección de sus desequilibrios, y la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera.
Esto no es todo. Además, hay una variable nueva. Se trata del déficit de cuenta corriente, que en 2017 fue muy alto (US$18.000 millones, solo tomando la balanza de bienes y la de servicios). «Esto hace que los operadores financieros desconfíen de la sostenibilidad del valor del tipo de cambio. Los otros países de la región no tienen déficit o tienen menos», subraya Elizondo.
¿Por qué los otros países no salen corriendo a pedirle al FMI ? Pues, porque tienen un alto nivel de reservas, señales de orden fiscal importantes y un gran mercado de capitales. Brasil, por caso, tiene muchísima liquidez y 20 años de metas de inflación con una suba generalizada de precios de menos de 5% anual.
Para Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, la Argentina se distingue del resto por tener un «prontuario» de incumplimiento de sus compromisos y por haber tendido casi siempre a gastar más de lo que le ingresaba al Estado. «No es casualidad que la devaluación aquí sea más alta, porque hay historia en bastardear la moneda. Desde 1970, se le quitaron 13 ceros a la moneda y se llegó hasta 2015 con un gobierno que nos tenía que obligar a través del cepo a tener pesos», señala.
En opinión de Abram, el Banco Central (BCRA) y el nuevo gobierno ganaron algo de credibilidad al inicio, pero luego, en lugar de priorizar el cumplimiento de las metas de inflación y defender el valor del peso, se dedicó a licuar los problemas que genera tener un Estado excesivo apelando a la emisión. «Eso en otros países no pasa», indica el economista.
Su colega en la Fundación Libertad y Progreso, el economista Agustín Etchebarne agrega que lo que empeora las cosas en la Argentina es que se está ante una crisis de confianza. «Este es un problema muy serio que no se está logrando dar vuelta, ni siquiera con el crédito del FMI. El resultado es que sube el tipo de cambio y se escapan los dólares del país. Esto solo le pega a los países que están haciendo las cosas mal: les pega a Turquía y la Argentina, pero no a Chile, por ejemplo», comenta.
Entre las acciones que Etchebarne marca como parte de la explicación de esta crisis de confianza hay dos. La primera es que el BCRA aumenta una semana los encajes para secar la plaza (y que no se vayan esos pesos al dólar) y a la semana siguiente dice que con esos encajes va a dar crédito a las Pymes. La segunda es despedir a Juan José Aranguren del Ministerio de Energía, al mismo tiempo que se está diciendo que se va a bajar el déficit fiscal. «Por eso, la gente no tiene confianza en este gobierno. Estamos en una típica crisis de confianza», reafirma el economista.
LA NACION