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Reabre Gobierno diálogo con CGT para sondear la reforma

 ENCUENTRO DEL MINISTRO DE TRABAJO CON SEIS DIRIGENTES DE PESO PARA REANUDAR UNA AGENDA COMÚN

Triaca se reunió con el triunvirato de líderes y con los “independientes”. Fueron marginados los aliados de Moyano. El Ejecutivo espera con este canal diplomático impulsar cambios tras los comicios.

Desde una posición de fortaleza el Gobierno reabrió el diálogo con la CGT. Lo hizo el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, con los sectores más negociadores en una acción, anticipada por este diario, que tendrá como principal objetivo explorar acuerdos sobre aspectos de una reforma laboral. El funcionario se reunió con el triunvirato de líderes y con el sector de los denominados «independientes», y marginó de momento a los dirigentes más cercanos a Hugo Moyano, responsables de impulsar una conflictividad mayor contra el Ejecutivo.

El encuentro trascendió a instancias del propio jefe de la cartera laboral. Se concretó en la sede del gremio estatal UPCN con los triunviros Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, y los «independientes» Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA), Andrés Rodríguez (anfitrión) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). Y tuvo más de simbolismo, por la reanudación del diálogo bilateral, que de avances concretos.

La administración de Mauricio Macri espera de la reapertura de canales diplomáticos con el sindicalismo tradicional resultados a corto y mediano plazo. En lo inmediato, y como había advertido este diario, se espera una reformulación del Comité Central Confederal de CGT citado para el 25 de septiembre. En su origen estaba pautado que fuera el escenario para el lanzamiento de un paro nacional. Descartada esa idea entre los sectores más negociadores, en caso de finalmente concretarse será apenas una tribuna de debate interno para recalibrar la relación con el Ejecutivo.

Sin embargo, lo principal para el Gobierno es la eventual planificación conjunta para después de las elecciones de octubre. En ese contexto, y con la previsión oficial de un resultado favorable en línea con el de las PASO a nivel nacional, el objetivo será avanzar hacia algunos de los tópicos de una reforma laboral en planes del Ejecutivo desde el arranque de la gestión. Entre los participantes del encuentro de ayer reconocieron que algunos de los puntos sugeridos pueden contar con la predisposición de la CGT para discutirlos, como un blanqueo laboral (para el que se prevén aplicar amplias condonaciones de deudas y alivios impositivos) y el relanzamiento de las pasantías.

Los gremialistas destacaron dos señales concurrentes: la reunión fue propuesta por Triaca, que fiel a su costumbre «jugó de visitante», y se concretó tras meses de enfriamiento de la relación. Al mismo tiempo dijeron haber dialogado con un ministro fortalecido por el resultado electoral y sobre todo- por la crisis en la CGT que desató la marcha a la Plaza de Mayo del 22 de agosto. En esa oportunidad el Gobierno trazó una línea divisoria entre los impulsores de la medida y sus detractores e incluso aquellos que participaron a desgano.

Si bien Schmid fue el único orador de aquella convocatoria y quien lanzó la posibilidad de una huelga general a ser resuelta en el Confederal, Triaca sabe que lo hizo por instrucción de Moyano, más interesado en balancear a su favor la interna de la CGT con su eventual radicalización. Además debía ser convocado en su carácter formal de triunviro. Mientras que Andrés Rodríguez, otro que alimentó la marcha y estuvo en el palco junto a Schmid, había admitido públicamente el fin de semana que «no es momento para hacer un paro».

Al término del encuentro Daer le comentó a este diario que se trató de un hecho importante «porque la CGT vuelve a quedar en el centro del diálogo institucional con el Gobierno». La expectativa de los negociadores ahora pasará por incorporar temas en la agenda común como la protección a sectores productivos golpeados y un posible aumento de emergencia para los jubilados, entre otros.

En reserva, los dirigentes destacaron que hubo autocríticas por episodios producidos durante la etapa de suspensión del diálogo. A Triaca le anotaron la represión en la fábrica de Pepsico como un episodio evitable en una instancia de relación fluida con la CGT. Y los «gordos» e «independientes» admitieron que fueron innecesarios los amagues de confrontación por parte de la central sindical, impulsada por la presión interna de Pablo Moyano, hijo de Hugo.

El próximo paso será, justamente, terminar de conjurar la amenaza que el sector de Moyano representa para el ánimo acuerdista mayoritario. De los participantes en el encuentro de ayer Schmid y Andrés Rodríguez dijeron haber hablado en los últimos días con el camionero y dieron por hecho que aceptará ingresar en una etapa dialoguista. En igual sentido ya se habían pronunciado los dos gremialistas clave para cualquier paro, el colectivero Roberto Fernández y el ferroviario Omar Maturano. Sólo permanece en una actitud beligerante, hasta ahora, el bancario Sergio Palazzo.

Pero incluso en el sector que orienta Palazzo los «gordos» iniciaron contactos con otros dirigentes para disuadirlos de quedar asociados a las exigencias del bancario de ir a una medida de fuerza. Entre ellos tomaron contacto con el docente privado Horacio Ghilini. El otro grupo sondeado con igual propósito fue el Movimiento de Acción Sindical del taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia

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