El ingeniero Ascárate explica que se deben limpiar tanto ríos como canales y las cunetas de las rutas para evitar los desbordes.
Las precipitaciones de los últimos días dejaron sobre el tapete la cuestión de por qué cada verano hay que afrontar inundaciones y ver cientos de familias evacuadas que han perdido gran parte de sus bienes. Los daños causados por las tormentas en estos últimos 10 días afectaron barrios de la capital y de distintos puntos del interior. Entre las imágenes más preocupantes están las de los centros asistenciales -entre ellos el Hospital del Niño Jesús- donde llovía adentro más que afuera y hasta donde se cayeron pedazos de cielorraso.
Sobre este punto fue sorprendente la respuesta de la ministra de Salud, Rossana Chahla, quien consideró inevitable que un techo se cayera ante las inclemencias del tiempo. ¿Es realmente una cuestión inevitable que se caigan puentes o techos, que los canales no deriven el agua como se espera que lo hagan, que la tormenta se “coma” pedazos de ruta? ¿O es que hay obras que se hacen mal? La respuesta a estos interrogantes viene de parte de José Ricardo Ascárate, ingeniero civil y profesor de Diseño Vial de la Universidad Nacional de Tucumán.
“Estas situaciones son evitables. Todas las obras públicas tienen dos etapas rigurosamente necesarias: la construcción y el mantenimiento. Lo que sucede es que las políticas de mantenimiento no son publicidad política como la inauguración de una obra”, afirma. “Tener una cultura de mantenimiento es rigurosamente necesaria para no tener que armar planes de emergencia luego de los sucesos. De julio a diciembre hay que trabajar con los planes de mantenimiento de infraestructuras. Hace más de 10 años que los cauces de los ríos no se limpian. Lo pensemos así: los ríos cuando crecen llevan material y cuando baja el agua queda depositado. Entonces hay que sacar todo el residuo depositado en el cauce para que el río vuelva a tener capacidad de contener agua en la siguiente crecida, para que no haya desbordes. Si eso no se hace tenemos las consecuencias a la vista de lo que sucede”, detalla.
Es como hace cualquiera en su propia casa. Ante la proximidad de las lluvias se deben limpiar las canaletas de desagüe. Si el trabajo se hizo con anticipación se puede estar tranquilo pero si no fue así, seguramente alguna consecuencia habrá.
Respecto de lo sucedido en Ranchillos, Ascárate informó que es necesario planificar sistemas de desagüe (canales subterráneos). Explicó que existe una confusión entre estos y los canales de riego. El DP1 y el DP2 (los canales que desbordaron en Ranchillos y anegaron viviendas) son de riego, están por arriba del terreno y no sirven para desagotar el agua del pueblo.
Según Ascárate, si desbordó fue por falta de limpieza al igual que las cunetas del costado de la ruta 302, trabajo que le corresponde a Vialidad Provincial. En cuanto al barrio Alejandro Heredia, el ingeniero afirmó que el esquema de obras públicas de pavimentar donde sea no es redituable sin no se cuenta con un análisis hídrico, de desagüe y sanitario.