Cómo serán los autos del futuro
La electrificación y la automatización del manejo son las dos grandes áreas en las que invierten actualmente los gigantes de la industria automotriz global. ¿Habrá autos 100% eléctricos y autónomos en la Argentina?
Si hay algo que está claro en la industria automotriz a nivel internacional es que los autos, tal cual los conocemos y manejamos actualmente, dejarán de fabricarse en las próximas décadas. El impacto ambiental que provocan los vehículos alimentados por combustibles fósiles y el tránsito creciente en las grandes ciudades obligaron a las automotrices más importantes a replantearse el futuro.
En este contexto, los gobiernos empezaron a presionar: Madrid, París y Ciudad de México, por ejemplo, ya avisaron que, a partir de 2025, prohibirán la circulación de todo tipo de vehículos que sea impulsado por diésel. Acusan que este combustible es uno de los mayores contribuyentes a la mala salud y el calentamiento global. Iniciativas similares también propusieron las autoridades de Alemania y Oslo, Noruega.
Gradualmente, el parque automotor global irá cambiando. Las automotrices están trabajando por estas horas principalmente en dos cosas: sistemas de propulsión alternativos que no emitan gases contaminantes y tecnologías que liberen al conductor de su, hasta ahora, tarea principal, conducir. Y, a su vez, que lo conecten con el exterior.
En algunos países llegará más rápido que en otros, pero el futuro es el mismo para todos: los autos se electrificarán por completo, siempre y cuando los zares del petróleo lo permitan, y los conductores ya no tendrán que ponerse obligadamente al volante.
Los autónomos, del sueño a la realidad
Que los autos se manejarán solos dejó de ser, tiempo atrás, una idea descabellada. Si bien todavía ninguna automotriz puso a la venta un vehículo autónomo, estos están cada vez más cerca de convertirse en una realidad. Las marcas más importantes del mundo se lo pusieron como objetivo y así lo demuestran los concept cars presentados en distintos auto shows.
En todos los prototipos autónomos se repite un patrón: el conductor contará con la posibilidad de elegir el tipo de manejo que desea. La conducción no desaparecerá por completo, sino que terminará siendo una opción para aquellos que no quieran dejar de tomar el control del vehículo. Además, algunas marcas anticipan que, al menos en una primera etapa, los autónomos que se lanzarán a la venta no permitirán que el conductor esté completamente desvinculado del manejo. En determinadas situaciones, tendrá que ponerse al volante.
Otro punto común entre los show cars exhibidos hasta el momento es que el interior de los vehículos quedará prácticamente despojado de los comandos manuales que se observan en los autos actuales. La tendencia minimalista se impondrá con habitáculos protagonizados, en general, por una única gran pantalla táctil ubicada en la plancha de abordo desde la que se podrán manejar las distintas funciones (climatización, sistema de información y entretenimiento, instrumental). También brindarán información a través del parabrisas.
Algunos van más allá y proponen un control por gestos. Sí, los automóviles reconocerán los movimientos de la mano y las señas efectuadas con la cara. No solo eso: hay prototipos autónomos que aseguran identificar el estado de ánimo del conductor para modificar diversos parámetros, como la musicalización y la iluminación del habitáculo.
El foco estará puesto en la conectividad. Las automotrices pretenden vincular el vehículo con la vida privada del propietario. Habrá vehículos que se desplazarán en función de la agenda del conductor y lo llevarán a reuniones de trabajo, a compromisos familiares o a jugar al fútbol los fines de semana siempre a la misma hora, por ejemplo. Y, por supuesto, los autónomos conservarán las tecnologías de vinculación entre celulares y vehículos ya presentes en algunos modelos contemporáneos.
Otro denominador común en los prototipos autónomos presentados hasta aquí es la motorización. Ninguna automotriz apuesta por mecánicas convencionales nafteras o diésel. La mayoría de los concept cars tienen un motor eléctrico o híbrido, como confirmación de que los propulsores a combustión dejarán de producirse en unos años.
En esta línea, se ha abierto una nueva lucha entre los fabricantes por ofrecer el mayor rango de autonomía en sus vehículos eléctricos. Este tipo de modelos se están afianzando en los mercados más importantes del mundo, pero con una autonomía limitada a entre 100 y 200 kilómetros. Para que se masifique por completo su comercialización, uno de los objetivos de las marcas es igualar la autonomía con la de los autos convencionales, que rondan los 600 kilómetros.
Los gigantes de la tecnología, aliados
Cuando el desarrollo de automóviles autónomos tomó trascendencia a nivel global, existían dos grandes grupos antagónicos: los fabricantes de vehículos y las empresas de tecnología. Entre las primeras, Audi fue pionera con el prototipo RS7 piloted driving que anticipaba algunos de los sistemas que ofrecerán sus productos a futuro. Y, entre los segundos, sobresalían Apple, Google, Blackberry y Microsoft. Todos querían su vehículo autónomo.
Actualmente, esa división ya no existe. Los gigantes de la tecnología entendieron que, para desarrollar su propio automóvil, necesitaban el conocimiento de los fabricantes de vehículos y viceversa. A partir de entonces, surgieron nuevas asociaciones.
Una de ellas es la de la Alianza Renault-Nissan con Microsoft. La compañía informática norteamericana habilitará la plataforma Azure, ideal para interactuar con varios sistemas operativos, y trabajar su programación con diversos lenguajes y herramientas.
Esta tecnología permitirá a los conductores contar con un vehículo 100% conectado a su entorno de red, a los sitios webs de interés y las redes sociales. Además, servirá para monitorear constantemente la información del vehículo, como su uso, actualización de programadores, mantenimiento y seguridad, entre otros ítems.
Por otra parte, el Grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA) se alió con Google para fabricar una Chrysler Pacífica autónoma. Inicialmente, serán 100 unidades producidas por el consorcio ítalo-americano sobre la base de la versión híbrida. A cada una de ellas, Google le instalará sensores, un equipo de motorización y un software para el funcionamiento sin conductor.
El gigante de Internet, que en algún momento estuvo cerca de cerrar un acuerdo con Ford, viene desarrollando tecnologías de conducción autónoma desde hace ocho años. Sus autos sin conductor ya recorrieron 2,4 millones de kilómetros en su fase de desarrollo, aunque, hasta la actualidad, siguen mostrando ciertas fallas.
Otro caso es el de Volvo, que estrechó una alianza estratégica con Uber, a través de la cual cada compañía deberá desembolsar u$s 300 millones. Este contempla que la automotriz sueca ponga a disposición de Uber la plataforma SPA que utilizan modelos como S90, V90 y XC90, y su socio, los equipará con la tecnología AD (Autonomus Driving) para ofrecer servicios de traslado sin conductor.
El primer vehículo desarrollado en conjunto entre ambas empresas puesto en servicio será el XC90. En una primera instancia, mantendrá el volante y los pedales para que el conductor tome el control en caso de algún imprevisto. Con esta inversión, Volvo y Uber aprovecharán para desarrollar e investigar hardware para sensores detectores de tránsito y obstáculos, y software para la dirección automática de los vehículos. La firma de transporte, en tanto, confirmó la compra de Otto, una compañía de desarrolla tecnologías de automatización de autos.
El futuro de los autos en la Argentina
En relación a lo que sucede en otros países del mundo, sobre todo de Europa y América del Norte, la Argentina está varios pasos atrás. A nivel local, todavía no se puso a la venta ningún vehículo completamente eléctrico y hay solo un híbrido (esos que combinan un motor a combustión con uno eléctrico) disponible: el Toyota Prius, que cuesta nada menos que u$s 62.400.
El problema más importante que tiene la Argentina por resolver es de infraestructura. Con los casi 3 millones de kilómetros cuadrados que tiene el territorio nacional, parece difícil desarrollar una red de recarga que no deje rincón del país sin abastecer.
A su vez, es necesario incentivar la llegada de este tipo de productos con beneficios impositivos que hasta hoy no existen. Los vehículos 100% «verdes» llegan desde países sin acuerdos comerciales con la Argentina y, por eso, de lanzarse en el país, deberían tributar un 35% extra. Esto elevaría sus precios a niveles irrisorios, prácticamente prohibitivos, y comercialmente no podrían competir con los autos producidos en el Mercosur.
Se retorna al Viejo Continente para ejemplificar lo dicho en el párrafo anterior: en Alemania, el Gobierno bonifica a todos aquellos ciudadanos que compren un auto eléctrico o híbrido de 60.000 euros o menos. En el primer caso, la subvención es de 4.000 euros; en el segundo, de 3.000. Del costo de estas rebajas se hacen cargo en conjunto con el Estado y los fabricantes. Además, se invirtieron 300 millones de euros en la construcción de 15.000 nuevas estaciones de carga.
En este contexto, la Argentina todavía está lejos de modernizar su parque automotor. Pero, poco a poco, irá sucediendo: Renault, por caso, dará el puntapié inicial con el lanzamiento de sus modelos Kangoo Z.E. y Twizy, que por cuestiones de homologación vieron demorada su llegada al país. El primero está pensado para empresas de reparto urbano, ya que tiene una autonomía de entre 100 y 120 kilómetros, y el segundo podrá utilizarse solo en el ámbito privado, como campos universitarios, clubes y barrios cerrados.
Volkswagen, por su parte, aprovechó la última temporada de verano para exhibir, en su habitual stand de Cariló, el e-Golf. Es una versión completamente eléctrica del hatchback, que tiene un motor de 115 CV con una autonomía cercana a los 200 kilómetros. La marca alemana explicó que lo mostró como anticipo del arribo de esta tecnología al país «en el corto y mediano plazo». También presentó una variante híbrida.