Tucumán marcha para decirle «sí» al cultivo de marihuana para uso medicinal
Hoy 4 de mayo se realizará en Tucumán, a las 17 horas en Plaza Independencia, una nueva marcha de la marihuana con el objetivo de evidenciar la cantidad de personas que exigen normalizar la situación de la planta de cannabis y terminar con la criminalización y persecución de sus usuarios y cultivadores. Se trata de una actividad a nivel mundial que se realiza desde 1999 en forma simultánea y autónoma, el primer sábado de mayo de cada año, constató AIM.
Por este motivo, Párrafo Aparte se comunicó con Daniela Armendía quien es de la comunidad cannabica Tucumán para hablar sobre la marcha denominada: Digamos sí al auto-cultivo. «Hay una muy buena respuesta de la gente. Cada año se suman más personas», expresó.
Daniela fue consultada sobre qué pasa en Tucumán con el cannabis, al respecto explicó que «lamentablemente se sancionó una ley pero estamos de la misma forma que empezamos porque en el país se está contradiciendo ya que a nosotros, los usuarios, se nos castiga con prisión si tenemos una planta o de la forma en la que se usa el cannabis siendo que como país se autorizó una plantación mundial en una de las provincias pero dejándonos afuera porque esa es de uso recreativo pero para EE.UU».
Con respecto a cómo empezó a introducirse en el mundo del cannabis medicinal, Daniela contó que todo comenzó porque su hijo se enfermó de afasia epiléptica «un síndrome raro que se da con crisis en el sueño donde se pierde por completo la compresión del lenguaje oral. Mi hijo llegó a perder el lenguaje y retrasó su crecimiento. Desde que se dormía su cerebro tenía episodios de epilepsia. Comenzamos un tratamiento desde los 2 y hasta los 7 años en el Garrahan con medicación sin tener resultados exitosos y su salud se deterioraba, más parecía un niño sordo mudo pero no lo era. Era agresivo, no comía. Siempre teníamos quejas de la escuela o el lugar al que asistía . Llegó a tomar 6 pastillas al día y doy con al cannabis porque lo vi en un informe y ahí comencé a investigar».
«Busqué en internet sobre los tratamientos que se hacían en otros países. Si bien Charlotte era la única niña sí había más personas que lo usaban. Nunca vi el tipo de epilepsia que tenía Santi, como mamá tenía esa corazonada de que iba a funcionar y comencé la búsqueda de esto. En ese momento era imposible porque era tabú hablar de marihuana y así pasó un año. No podía llegar a la planta y no sabía que había una de uso social y otra medicinal. Estaba decidida pero no empapada en el tema», relató sobre el cannabis.