Un famaillense ideó un respirador de bajo costo
Podría salvar muchas vidas.
Sebastian Failla fue un vecino más de Famaillá que partió de su pueblo para probar suerte en otros destinos, eligió España, hoy por hoy uno de los países más afectados por el coronavirus y la saturación de su sistema de salud, pero este humilde carpintero volvió a nuestro país hace 6 años con su familia y decidió empezar de nuevo con su oficio, sus ansias de inventar y ayudar a los demás lo llevaron a idear un respirador de bajo costo que podría dar respuesta a la alta demanda de respiradores en todo el mundo.
El joven de 37 años de edad contó al sitio el tucumano “Mi trabajo, de lo que vivo, es haciendo muebles, escritorios, mesas y souvenirs para las fiestas. Pero ahora he tenido que cerrar mi taller por la cuarentena y por la misma razón no hay fiestas y por ende nadie compra souvenirs. Es decir, no estoy en condiciones de invertir todo lo que se necesita en materiales para hacer lo que estoy haciendo, pero lo hice y lo sé hacer”.
Sebastián además explicó que siempre le llamó la atención la electrónica, le gusta desarmar cosas e incluso creó su propia cortadora de madera.
Hace un tiempo Sebastián se decidió a comprar una impresora 3D, una vez entendió su funcionamiento creó 6 impresoras más en su taller.
Nunca imaginaría que su capacidad creativa y la necesidad real ante una pandemia global lo llevarían a idear un respirador artificial creado con elementos médicos y madera.
Comenzó imprimiendo máscaras y visores para el personal de la salud, elementos de bioseguridad que entrega de forma gratuita al personal del ámbito público.
“Ya lo he presentado ante los enfermeros y médicos y a los directores del hospital. Quiero dejar en claro que no quiero sacar ningún beneficio de esto: mi fuerte es la carpintería, me dedico a la madera. Especialistas en medicina me asesoraban: ninguno creía que iba a llegar el momento y ande. Pero anda.
No va a reemplazar ni a quitarle el protagonismo al respirador de los hospitales, que te mide la presión del aire, pero esto aliviana al médico o al enfermero para que no tenga que estar bombeando mientras está desbordado. Un respirador como el que hice con la impresora 3D vale 200 mil pesos. A estos se los puede hacer con 6 mil pesos”.
“Hay páginas en internet que te dan el molde y el diseño listo: sólo hay mandar a imprimir después de descargar el archivo. Una máscara completa demora 3 horas completas, con el soporte de acetato incluido. Eso me ha dado cancha y al respirador lo he creado en una semana: la estructura se ha hecho en madera, es un prototipo que se puede mejorar aún más. La bolsita de silicona azul es un ambu, el respirador manual que tiene el enfermero. Lo que hace la mecánica es prescindir del enfermero o el médico y ayudar a respirar al paciente, claro”.
«la gente no era consciente que llegue una enfermedad así y que hicieran falta respiradores. Yo mismo, cuando vivía en España, nunca imaginé este escenario y ver las noticias de lo que pasa allá me conmueve especialmente.
Lo digo porque he vivido: era poco creíble que llegara a países así donde como España o Italia donde la salud es insuperable, tienen hospitales de otro mundo, con la mayor rapidez para atender un paciente, pero están desbordados. El hospital público allá es mejor que el privado. Junto a Italia son los mejores: en épocas normales, los alemanes van a operarse a España, y los franceses a Italia”.
Por su parte el joven admitió que aún no fue contactado por el Ministerio de Salud pero quiere poner su creación al servicio de las personas sin rédito económico.
Así se lo explicó a sus hijos: » Ellos me han visto empezar desde el primer día con este proyecto. Me han visto no dormir de noche. Me han preguntado: ‘Papá, ¿la vas a vender?’ Y responderles: ‘No es para vender, es para ayudar’. Que mis hijos lo entiendan me llena».
eltucumano.com