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Una explosión “violenta” habría dañado la nave

La Armada detalló que se detectó un evento “anómalo, singular, corto y no nuclear”, compatible con un estallido, poco después del último reporte del submarino.

“Hubo un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”. Esas palabras del vocero de la Armada, el capitán de navío Enrique Balbi, pasmaron durante la mañana de ayer al país. El episodio, detalló, se registró en el radio de tránsito del submarino ARA San Juan tres horas después del último contacto que mantuvo el miércoles 15 a las 7:30, en un área cercana al talud (vertiente rápida submarina que desciende desde el borde de la plataforma continental) donde la profundidad del mar alcanza hasta 3.000 metros.

Ayer, a ocho días de la desaparición de la nave, se confirmó que el dato es coincidente con el sonido que había sido registrado por Estados Unidos, al que se habían referido como “anomalía hidroacústica” el día anterior. Balbi explicó que la información sobre la explosión se recibió mediante el embajador argentino en Austria, Rafael Grossi.

El dato sobre la explosión fue aportado, precisamente, por la Organización para la Prohibición de Pruebas Nucleares (CTBTO), con sede en Viena.

En el informe que brindó por la tarde, el vocero reconoció que no se sabe dónde ni cómo está el submarino. Insistió en que siguen trabajando para encontrar a los 44 tripulantes y evitó conjeturar respecto de si continúan con vida o no. Subrayó que la situación es crítica en relación con la disponibilidad de oxígeno, lo que condicionaría una eventual supervivencia.

Balbi aprovechó para aclarar varias versiones publicadas en diversos medios: puntualizó que la prioridad es contener a los familiares; que la relación con el Ministerio de Defensa es buena; que ninguna nave de la Armada zarpa ni despega si no está en condiciones y que se brindó la información sobre la búsqueda en tiempo y forma.

“Estamos haciendo todo lo humanamente posible; hay un esfuerzo nacional e internacional. Trabajamos para detectar al submarino”, concluyó.

Consignó que se está “barriendo” la superficie cercana a donde se registraron los sonidos, haciendo un mapeo del fondo para tratar de localizar el sumergible.

Precisó que hay seis buques operando y en las cercanías, tres destructores y corbetas argentinas con sonares y teléfonos subacuáticos. Por otro lado, tres aviones -uno nacional, uno estadounidense y otro brasilero- sobrevuelan la zona. Simultáneamente, otros barcos y aviones están en las cercanías para descartar otra posible ubicación del sumergible. Los militares locales cuentan con el apoyo de personal y de tecnología militar de Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Chile, Francia, Alemania, Perú, Uruguay y Colombia.

El submarino ARA San Juan zarpó el lunes 13 de noviembre, desde la Base Naval Ushuaia, en el extremo sur del país, con destino a Mar del Plata, donde se encuentra la base naval. Su última posición conocida fue a la altura del Golfo San Jorge, 240 millas náuticas (432 km) mar adentro, frente a la provincia de Santa Cruz. El día de la desaparición, el capitán del submarino reportó “un principio de avería” en el sistema de baterías. El problema se produjo, se sospecha, por la entrada de agua a través de la tubería del snorkel y eso podría haber generado un cortocircuito en la alimentación de baterías. El capitán informó que el problema fue subsanado y le habrían ordenado que llegue hasta Mar del Plata. El ARA San Juan es un buque de ataque construido en Alemania en 1985. En 2004, se le realizó una reparación denominada “de media vida”. Un comunicado oficial de aquel momento afirmaba que los arreglos extenderían la vida útil del navío por 30 años.

La tripulación está integrada por 43 hombres y una mujer, que es la primera submarinista del país. Dos de los marinos son oriundos de Tucumán: el CapitánPedro Martín Fernández, de 45 años, y el Cabo Primero Luis Esteban García, de 31 años. (Especial-Télam).

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