Una jugadora trans pudo debutar en un club de San Luis tras 16 años de lucha
Mía Gamiatea, de 30 años, jugó por primera vez de manera oficial en el triunfo de Club Cruz Azul.
Mía Gamiatea cumplió su sueño. Tras 16 años de dedicación al hockey sobre césped pudo debutar de manera oficial en el torneo que regula la Federación de San Luis. La joven trans de 30 años consiguió la habilitación y jugó por primera vez en el triunfo de su equipo el Club Cruz Azul por 3-0 sobre Club Siciliano, por la Primera División B de San Luis.
La Federación provincial no le permitía jugar en ningún equipo de mujeres en virtud de su identidad de género, y a pesar de contar con su DNI rectificado, hasta que este sábado Mía pudo saltar a la cancha.
La habilitación se le otorgó a través de un amparo judicial cuya resolución favorable le permitió incorporarse de manera provisoria a un equipo femenino.
«Este inicio es una batalla ganada, la próxima será que todas las chicas en el país puedan jugar; somos nueve y espero que en algún momento ninguna chica trans tenga un problema al ficharse», dijo Gamiatea, quien mientras tanto estuvo jugando en una liga paralela y fundó un club de hockey amigable con la diversidad, denominado Delfines Hockey y que por ahora sólo tiene categoría masculina.
La joven de 30 años, explicó que de las nueve jugadoras trans que hay en todo el país, sólo cuatro han conseguido autorización para integrar los equipos femeninos federados: Jessica Millaman en Chubut, Natalia Lazarte en Tucumán y Zaira Millaqueo en Bahía Blanca.
«Las otras cinco no pueden jugar en federación así que nos queda por delante seguir abriendo portones, porque son más que puertas las que estamos traspasando por ser las primeras», agregó Gamiatea al referirse a los «prejucios» presentes aún en este deporte, que siguen asociando a las jugadoras trans con una ventaja deportiva en relación a los equipos que no cuentan con ellas.
En julio del 2016, Mía se presentó en el Área Diversidad de Género de la Secretaría de la Mujer para solicitar ayuda, ya que no le permitían ficharse en la Federación Argentina de Hockey.
La Secretaría de la Mujer tomó intervención en el caso, la acompañó con su reclamo y brindó el patrocinio legal, para que pudiera disputar los torneos femeninos.
«Estoy cayendo de a poco, estoy súper feliz y llorando a cada rato, después de 16 años practicando hockey pude jugar de manera oficial», subrayó la jugadora