NacionalesPrograma de radio
UTA le da la espalda al paro de la CGT y los choferes no se adhieren
Los colectiveros no irán a una medida de fuerza como la que alienta el camionero a través del triunviro Schmid.Los planes de Hugo Moyano de radicalizar la CGT para posicionarse suman más obstáculos. Los principales gremios del transporte público tienen previsto darle la espalda a la posibilidad de un paro como planteó el triunviro Juan Carlos Schmid en el acto en Plaza de Mayo la semana pasada. La Unión Tranviarios Automotor (UTA, colectiveros) y los maquinistas ferroviarios de La Fraternidad acordaron no prestar ese apoyo en las discusiones internas y en el eventual Comité Central Confederal pautado para el 25 de septiembre.
La postura de Roberto Fernández (colectiveros) y Omar Maturano (ferroviarios) está en línea con la estrategia de los «gordos» de los grandes gremios de servicios que esperan vaciar esa convocatoria y ponerle un freno a la avanzada de Moyano y sus aliados, como había anticipado ayer este diario. De hecho, en el Gobierno confiaban en que la voluntad mayoritaria del Consejo Directivo de la CGT terminaría por volcarse hacia una posición más conciliadora tras la movilización y la consecuente represalia de la administración de Mauricio Macri con el desplazamiento de dos funcionarios ligados a la central sindical.
Las consecuencias de la resolución de los choferes y los maquinistas excederán la interna de la CGT y prometen impactar también en la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), el poderoso sello del que depende la contundencia de cualquier medida de fuerza. Si bien UTA y Fraternidad ya eran los sindicatos de referencia, hasta ahora ambos estaban de acuerdo en apoyar a Schmid, el portuario que en lo formal lidera esa sigla además de un tercio de la CGT a instancias de Moyano. En otras palabras, la certeza actual de los dos sindicatos de no adherir a un paro implicará una desautorización explícita hacia el triunviro que lo anunció como parte de un plan de lucha mayor en el palco de la Plaza de Mayo.
Para forzar ese escenario el Gobierno no sólo exhibió un gesto de autoridad con el despido de Ezequiel Sabor, ahora exviceministro de Trabajo, ligado a Luis Barrionuevo, y de Luis Scervino, el representante de José Luis Lingeri en la Superintendencia de Salud durante el primer año y medio de gestión, concretados apenas dos horas después de la marcha. También operó de forma más sutil en la paritaria de larga distancia de la UTA, que cerró por resolución del Ministerio de Trabajo cuando el grueso de las cámaras empresarias rechazaba el aumento exigido.