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Quiero justicia”, dijo la amiga alemana de Natalia Vargas

“Voy a volver todos los años,

Antes de partir a Alemania, Seda Ercanoglu habló de su amistad con la médica concepcionense. Durante la entrevista, hecha en inglés, reveló su impotencia y su dolor.. Eran las 10 cuando Meryem Seda Ercanoglu llegó al aeropuerto Benjamín Matienzo. Lo hizo en auto, acompañada por los padres, los hermanos y un amigo de Natalia Vargas (28), la joven que perdió su vida al caer de un parapente en Loma Bola el viernes pasado. Seda lucía cabizbaja y sus manos secaban algunas lágrimas. La muerte de su amiga y compañera de trabajo en Alemania, con la que había venido de vacaciones a Tucumán, sacudió sus fibras más íntimas. Vivir le pesaba, y hablar de Natalia conjugando verbos -en inglés- en pasado, aún más. Llevaba una remera negra, un jean azul descosido a la altura de las rodillas, zapatillas deportivas y una mochila negra. Contenida por los brazos de María JoséVargas (23), la hermana de Natalia, cruzó la calle interna que separa el estacionamiento del hall del aeropuerto. Entró al edificio e hizo cola para realizar el check in del viaje que la llevaría a Buenos Aires, primero, y a Alemania, después. Luego de 15 minutos salió a la vereda, prendió un cigarrillo e hizo un esfuerzo para -sin romper en llanto- dialogar con LA GACETA sobre el peor fin de semana de sus 27 años de vida.

– ¿Cómo se conocieron con Natalia?

– En octubre de 2016, más o menos, cuando ella empezó a trabajar en la Universidad de Colonia, en el laboratorio de medicina molecular. Nos volvimos muy cercanas, fue instantáneo. Me sentí muy parte de su familia, supe desde un principio que iba a ser mi amiga. No hay otra persona en Alemania tan cercana conmigo como era Natalia. Por eso me invitó a venir a Argentina, a conocer a su familia, cómo vive, y felizmente acepté. Estuvimos un montón de tiempo juntas en Alemania. Además viajamos a Barcelona y Almería, a otras partes donde vive su familia. También compartió esa parte de su vida conmigo. Habíamos comprado hace poco tickets de tren que te habilitan a viajar por toda Alemania. Planeábamos hacerlo en primavera, cuando mejore un poco el tiempo.

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– ¿Qué queda después de una tragedia como esta?

– Mucho dolor -se quiebra-. Es difícil para mí explicarlo, trato de ser fuerte. La familia (de Natalia) es fuerte, muy amorosa y unida -le cuesta encontrar las palabras-. Trato de hacer lo mismo. Me sentí como en casa, contenida. Pero para contestar a esta pregunta, lo que queda es mucho dolor.

– Difícil de explicar…

– Es como si hubiese sufrido una amputación. Como si me faltaran las piernas. Se siente como la muerte. Duele. Sólo trato de pensar en cosas buenas y seguir adelante, ser fuerte, porque en verdad sé que es lo que (Natalia) hubiese querido. Se hubiese enojado de verme quebrada, espero que eso me ayude a seguir.

– ¿Cuál es el legado que te deja Natalia?

– Es lo mejor que me pasó en la vida. Me hizo una mejor persona y puedo contarte por qué: ella amaba las pequeñas cosas de la vida, esas que nadie más aprecia, pero que ella veía. A eso lo contagiaba y me hacía feliz a mí también. Cuando me sentía triste, o tenía problemas, ella estaba para mí y era mejor para mí. Me sentí muy querida por ella. A todos les pasaba lo mismo. No sabés lo devastados que están los que la conocían en Alemania. Me están esperando para que les cuente bien que pasó. Ella era muy encantadora, llena de amor. Me acuerdo de que estábamos en España juntas también y nos pasamos horas en la playa recolectando pequeñas conchas de mar. Fue tan hermoso… No era nada especial eso, pero ella era feliz haciéndolo. Ella se ponía feliz por lo pequeñas que eran… Recolectamos como dos kilos de conchas de mar. Esa era ella.

– ¿Natalia vino a Tucumán con ganas de volar en parapente?

– No sabía de esto (la idea de pasar el día en Loma Bola volando en parapente). Fue un regalo de ella por Navidad. Quiso sorprenderme y eso hizo. No sabía nada del plan hasta ese día, hasta que llegamos ahí (a Loma Bola). Sé que ella lo había planeado hace un tiempo con sus amigos.

– ¿Habían planeado más viajes?

– Sí. Queríamos ir a Estambul, que es el lugar de origen de una parte de mi familia, juntas con mi mamá. Lo habíamos planeado para la primavera y también sé que otra amiga de ella quería que fuéramos a Dublín. Sí, ella quería viajar un montón a otros lugares.

– ¿Vas a volver a Tucumán?

– Voy a volver todos los años, porque tengo una familia acá ahora. (A Natalia) quiero honrarla viniendo cada año. Recuerdo cuando estuvimos en Las Estancias (Catamarca) hace un par de días, la vista era increíble. Me cuesta encontrar las palabras para describir lo lindo que era el paisaje. Y ella me preguntó: ¿ahora entendés por qué amo tanto este lugar? Y le contesté: lo veo.

– ¿Cómo imaginás la vuelta a Alemania?

– Honestamente, trato de no pensarlo mucho. Tengo un largo viaje, voy a tratar de dormir en el camino, a tratar de calmarme para superarlo. Hablé con su prima y ella me dijo algo que me ayudó mucho: “cuando tenés miedo imaginalo como una piscina. Cuando entrás de a poco está fría e incómoda, pero cuando lo hacés de un salto está fría sólo por un par de segundos y después está caliente”. En eso trato de pensar todo el tiempo, saltar directamente y superarlo.

– ¿Pudiste hablar con Ariel Salazar, el instructor que volaba con Natalia?

– Le grité en la comisaría, me acuerdo de eso. Fue todo muy impulsivo, lo insulté en alemán. No me puedo acordar las palabras que usé, pero fueron las peores palabras que pude pensar. Le grité que mató a mi Nati. Pero lo llevaron adentro del edificio y no lo vi de nuevo, hasta que lo soltaron para que pudiera volar de nuevo y localizarla. Y eso es algo que tampoco entiendo. Primero que nada, pasaron horas hasta que alguien hizo algo. ¿Dónde estaban el helicóptero, el grupo de rescate, el equipo que la buscaría y por qué este bastardo (sic) no la buscó antes? ¿Por qué todo llevó tanto tiempo? No entiendo.

– Estás pidiendo justicia por Natalia…

– I want a fucking justice for Natalia (expresión en inglés que incluye un insulto) No entiendo mucho del sistema acá, pero por lo que escuché y la experiencia durante los procedimientos, veo como un desastre que este hombre no esté en prisión, que sus manos no hayan sido esposadas. Él está caminando. Realmente espero que no pueda volver a ser feliz. Espero que sufra todos los días con las imágenes que solo él tiene y no quiere compartir; espero que sufra en el infierno. El infierno debería ser su vida, debería estar en prisión. Y sí, quiero justicia por Nati.

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