¿Y los Capitanes, dónde están?

Güemes, Sáenz y la Guerra de Recursos.
La historia repite para Salta el episodio de una ciudad sitiada por un enemigo –para colmo invisible-, con una crisis económica en escala y el pedido de contribuciones al pueblo. A diferencia del General Güemes que tuvo en sus capitanes una fuerza choque sólida y competente, el gobernador Gustavo Sáenz, lucha en soledad.
Aristóteles supo decir que “Episodios como la Guerra de Troya, pueden volver a repetirse.» Así hoy, bien cabe analizar el momento que vive la provincia de Salta desde una perspectiva histórica.
En 1815, el General Martín Miguel de Güemes fue elegido gobernador por aclamación popular y al frente de aquel Ejecutivo tuvo que librar una guerra contra un invasor externo que le sitió la ciudad, le diezmó la población, le destruyó la economía local y lo obligó a tomar medidas draconianas que le acarrearon el enojo de las clases dominantes a las que tuvo que expropiar para que colaboren en la emergencia. Casi un calco de la situación actual.
Dirá algún desprevenido o poco avisado que comparar a Gustavo Sáenz con Martín Güemes es una desproporción. Y tendrá toda la razón. Primero porque no analizamos personas sino circunstancias y luego porque no existen puntos de comparación entre el Prócer y el actual gobernador, salvo quizás la estatura, asunto todavía discutido en el caso de Güemes. Hacemos eje en el gran apoyo que tuvo el Héroe gaucho en sus capitanes que eran su Concejo de Guerra, si se quiere.
¿Qué “Guerra de Recursos” hubiera podido librar el General Güemes si hubiera estado rodeado de incapaces, mal avenidos, gauchos matreros y malentretenidos? La respuesta es obvia: ninguna.
Provincia de Salta, Año del Señor, 2020
Al gobernador Gustavo Sáenz por designios de la historia, le toca enfrentar una guerra total, contra un enemigo invisible que también le sitia la ciudad, separa familias, comienza a producir desabastecimiento de productos, va dejando sin trabajo a miles de salteños, le carcome la economía despiadadamente, genera una angustia social creciente, impone medidas fiscales extraordinarias… y todo esto sin haberse lanzado al combate abierto todavía.
Ante el enemigo ya a la vista, el gobernador debe presentar batalla librando otra vez una “Guerra de Recursos” porque encontró una provincia devastada, con carencias sociales que colocan a Salta debajo de la media que pide Naciones Unidas para ser una provincia sustentable, con hospitales desprovistos de elementos básicos, con sanitaristas que trabajan en condiciones límites, teniendo que recurrir a la población para que done y confeccione elementos de bioseguridad, situación aprovechada por algunos para hacer campaña barata, encima.
Entonces surge la pregunta: ¿Puede el hombre enfrentar todo esto en soledad? Obviamente que la respuesta es no.
La otra pregunta será: ¿Y los “capitanes” de Sáenz, dónde están? ¿Qué hacen? ¿Cómo responden a esta situación extraordinaria?
Esto también tiene respuesta: Están haciendo lo que saben hacer, política de café, reuniones y sesiones de fotos con el gesto adusto en señal de preocupación… porque no entienden en realidad qué es lo que está pasando o porque no tienen la capacidad para acompañar a un líder.
Hasta aquí la crisis sanitaria ha sido manejada con criterio de líder por Gustavo Sáenz, pero la inutilidad de sus “capitanes” para seguirlo, consolidar sus posiciones y mandar un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía, es notable y cada vez más notoria.
¿Qué habría hecho el General Güemes en esta situación? Habría reemplazado “ipso facto” al que no calificaba para la situación, porque estaba en juego un interés mayor que era la Patria. Aquí está en juego el bien social salud pública.
¿Qué habría hecho Güemes si el gauchaje se le levantaba y negaba a combatir porque Luis Burela –por caso- era un inepto que no sabía operar en el terreno ni les hacía llegar las más mínimas herramientas para enfrentar al godo? Lo habría defenestrado al momento para poner a un hombre aguerrido, fogueado en el terreno. Es de lógica elemental.
Un gobernante mantiene a su equipo aunque este sea torpe, inepto o deliberadamente incapaz.
Pero un líder reacciona y acciona, busca los mejores elementos para dar la batalla, porque sabe que el signo de la historia le demanda una actitud distinta.
Esta “Guerra de Recursos” ya está en curso, el jefe está en su puesto librando las batallas, pero está irremisiblemente solo.-